Quedó firme otro procesamiento contra Milagro Sala: coima, robo y destrucción de un expediente comprometedor

El auto de procesamiento del juez Pablo Pullen Llermanos quedó firme
contra Milagro Sala, su ex abogado Alberto Bellido y un empleado judicial
por el robo, pago de coima y destrucción del expediente original de Ávila
y Páez en el que se investigaba el episodio conocido como la “balacera de
Azopardo”. El hecho data de diciembre de 2009.
El estado actual de la causa es que se interpuso un recurso extraordinario
federal que debe ser dictaminado por la fiscalía, para definir su envío al
Superior Tribunal de Justicia y eventual elevación a juicio.
La denuncia fue realizada en contra de Marcos Daniel “El Riojano”
Romero, por supuesto incumplimiento de los deberes de funcionario
público en concurso ideal, sustracción y destrucción de documentación, y
cohecho pasivo.
Los otros imputados son Milagro Sala y su abogado Alberto Bellido. Sala
está acusada como “determinadora” del delito de sustracción de
expediente y coautora de cohecho activo, en tanto que Bellido está
señalado como autor de cohecho activo, además de la
sustracción/destrucción de documento público.
Un robo de película
Los hechos se remontan al 22 de diciembre de 2009. El “Riojano” Romero,
aprovechando que se había quedado solo en su oficina del segundo piso
de Urquiza 462 porque sus compañeros se habían retirado, se apoderó
del Expediente 1401/07, caratulado “Avila y Paez p.s.a. del delito de
tentativa de homicidio”, compuesto por cuatro cuerpos de 200 fojas cada
uno. Luego, se probaría que el empleado salió de su oficina y escondió la
documentación en el baúl de su auto.
El robo había sido planeado por Milagro Sala y Bellido, quienes utilizaron
a Romero “a fin de hacer desaparecer el expediente en el que se
encontraban gravemente comprometidos integrantes del círculo de
allegados a la jefa de la Organización Barrial Tupac Amaru, justamente
acusados de haber cometido el hecho delictual de enfrentamiento con

arma de fuego, en el que resultó gravemente herida una niña”, dice la
causa.
A los tres días del robo, Bellido pasó por la casa de Romero en una
Toyota Hilux. El empleado judicial infiel subió con una bolsa de consorcio
negra: allí llevaba el expediente. Emprendieron camino a la casa de
Milagro Sala de Cuyaya, y de allí se fueron a un basural ubicado a la vera
de la Ruta 2, donde quemaron todos los papeles. Romero recibió una alta
suma de dinero cuando el “trabajo” ya estuvo concluido.
Aunque Sala, Bellido y el “Riojano” Romero negaron todo, a la postre
serían delatados por un testigo clave y por sus propios teléfonos
celulares, ya que la Justicia solicitó pericias técnicas que revelarían su
plena participación en los hechos.
Un testigo que los hundió
El dirigente Alejandro “Pilo” Mansilla, que luego de haber trabajado en la
Tupac Amaru se había distanciado de esa organización, se presentó en el
expediente y relató con lujo de detalles cómo se tramó el robo y
destrucción de la documentación, y el pago de la coima a Romero. No le
fue del todo sencillo a Mansilla ser escuchado por la Justicia, ya que tras
haber buscado ayuda en el despacho del juez Javier Aróstegui para
contarle todo, esa misma noche sufrió un atentado en su casa y luego en
su auto particular.
Posteriormente, se revelaría la estrecha relación de Aróstegui con Milagro
Sala.
A pesar del feroz apriete sufrido, Pilo Mansilla decidió declarar en
Tribunales todo lo que sabía. Contó que en una reunión de la que
participaron él, Sala, Noro y Bellido, se acordó el pago de 300.000 pesos a
Romero. Y cuando se produjo el robo y posterior incineración del
expediente, él estuvo allí, enviado por Sala para corroborar que se
destruyese la documentación. “Estuvieron una hora y media quemando

todo, hoja por hoja, en medio del yuyaral, eran carpetas de tapas
amarillas y naranjas, cosidas con hilos blancos”, recordó.
Mansilla contó más detalles del pago de la coima. El dinero lo habría
extraído Pedro Raúl Noro de una caja fuerte empotrada en la habitación
matrimonial de la casona de Cuyaya. Noro se lo entregó a Bellido. Luego

Bellido, tras la quema del expediente, se lo dio al empleado judicial en un
bolso. Durante la investigación, y a partir de una rueda de personas e
inspección ocular oficial, Mansilla reconoció con certeza absoluta la cara
de Romero y la fachada de su casa, ubicada en el barrio San Pedrito.
La defensa de Milagro Sala jamás pudo refutar el testimonio de Pilo
Mansilla.
La tecnología les jugó en contra
Las pericias en el celular de Romero fueron contundentes: antes de
entregar su móvil a la Justicia, borró selectiva e intencionalmente 44
mensajes de texto y ocho llamadas entrantes y salientes producidas en la
fecha del delito, lo que fue revelado en detalle por la empresa Claro.
También se descubrió que el día del robo del expediente, mientras la
Brigada de Investigaciones allanaba las oficinas de avenida Urquiza en
búsqueda de la documentación perdida, en el móvil de Romero entró una
llamada de Alberto Bellido. Romero había dicho que nunca mantuvo
algún vínculo previo con el abogado de Milagro Sala, por lo que el
descubrimiento de esa llamada también fue determinante para que el
juez los imputara a los tres.