Errores en el planteo, falta de rebeldía y una roja insólita: las 6 razones de la eliminación de Boca

Tiempo de replanteos y balance. A Boca le quedará la final de la Copa Diego Maradona contra Banfield, que le sabrá a muy poco después de haber tanteado el picaporte de la puerta a la final de América. Debe hacer el clic para cerrar esta temporada con un título local más, pero necesitará tener un salto de jerarquía individual y colectiva para lograr la ansiada séptima Libertadores en la próxima edición.

Hay motivos para analizar en la derrota sin atenuantes ante Santos , por las semifinales de la Copa. Y es tiempo de repasarlos para proyectar el futuro a corto, mediano y largo plazo.

» soy el responsable». Me hago cargo de todo». La frase de Miguel Ángel Russo en conferencia tras la eliminación de Boca ante Santos no hizo más que exponer la hidalguía del entrenador, que hará las críticas correspondientes con el plantel puertas adentro, pero también reflejó una dolorosa e ineludible realidad. El DT pensó un partido revancha largo y enseguida se le quemaron los papeles. El rival avisó antes del minuto con un remate desde afuera y se puso en ventaja pasado el cuarto de hora.

Llamó poderosamente la atención la poca reacción que tuvo el equipo ante la adversidad. Si bien habían jugado mayoría de suplentes en el partido pasado ante Argentinos Junior en la Paternal, Boca también había comenzado dormido y fue arrollado por el Bicho. Pero lentamente se fue metiendo en partido y mostró las garras, al punto tal que lo dio vuelta y estuvo cerca de liquidarlo. Sobre el final apretó los dientes y defendió el resultado y la clasificación a la final de la Copa Diego Maradona.

Lógicamente hay que situarse en contexto: no es lo mismo actuar por una copa nacional que en Brasil por una semifinal de Libertadores. Sin embargo, estos mismos apellidos habían exhibido carácter tanto en Porto Alegre para ponerse en ventaja en la serie ante Internacional como en la vuelta contra Racing, cuando la llave estaba cuesta arriba tras el 0-1 en Avellaneda. A Boca se le había reclamado personalidad y respondió en su momento. Anoche careció completamente de este rasgo, pudo haber recibido una goleada histórica y el límite con una derrota vergonzosa se rozó.

Desde hace rato son discutidos los laterales en Boca mientras la dupla central titular se había afirmado, con los habitualmente confiables Carlos Zambrano y Gastón Ávila como relevos. Sin embargo en esta oportunidad no se salvaron ni Lisandro López ni Carlos Izquierdoz, de pasmosa quietud en la apertura del tanteador y completamente expuestos en la segunda parte, en la que el Santos estiró la diferencia. Licha y Cali, referentes de la defensa y dentro del grupo, esta vez no transmitieron seguridad.

La disyuntiva de Russo por el lateral derecho (Jara o Buffarini) fue más por bajas performances de uno y otro y el hecho de desaprovechar oportunidades como titulares que por altos niveles de competencia. No por nada el Consejo de Fútbol desde hace rato busca un futbolista en ese sector de la cancha. Y en el lateral izquierdo queda claro que Fabra y Mas se complementan: el colombiano tiene gran proyección pero sufre horrores en la marca; el fuerte del sanjuanino es el juego aéreo y el posicionamiento, pero le cuesta colaborar con lucidez en ataque.

El esfuerzo de Franco Soldano por mantenerse en el equipo y la solidaridad para correr a cada defensor sin intervenir demasiado en el juego ofensivo parece no alcanzar en un cuadro que pretende ser campeón de América. Hay un dato contundente: Boca fue, por lejos, el semifinalista con menos tantos convertidos en el certamen. River anotó 33, Palmeiras 32 y Santos, con los tres de anoche, lleva 20. El Xeneize apenas festejó en 13 ocasiones y en las series eliminatorias solamente le hizo uno a Inter de Porto Alegre en Brasil y dos a Racing en la Bombonera.

Los máximos exponentes del Boca de Russo fueron Carlos Tevez (36 años), quien desde hace rato es más armador que centrodelantero, y Eduardo Salvio, un extremo al que se le exige retroceder hasta el área propia para colaborar en defensa. Wanchope Ábila, con alta efectividad, no gozó de titularidad y admitió en el último compromiso que tiene un problema en el pubis que exige una intervención quirúrgica. La falta de recambio en la ofensiva es un signo de exclamación para el futuro inmediato.

Si algo le faltaba al pobrísimo partido de Fabra, que mostró una displicencia ya antes vista recién comenzado el partido y no estuvo comprometido con la marca de Marinho en la tercera conquista del Santos (¡se desentendió completamente del delantero en plena jugada!), era la expulsión que no hizo más que exponer a sus compañeros a un papelón histórico. El 11 brasileño lo enloqueció y el colombiano se desquitó con un pisotón alevoso que ni siquiera debió ser revisado por el VAR, pese a que insólitamente el propio lateral izquierdo le hizo el gesto de la pantalla con sus índices al juez Wilmar Roldán.

Russo tuvo que reacomodar el equipo y cubrió el hueco con Mas. El Xeneize estaba completamente descompensado y herido en su orgullo, en la búsqueda de acortar la brecha en el score. Solamente las intervenciones de Andrada lo salvaron a Boca de una goleada aún peor. Fabra tendrá que pedir disculpas internamente y recapacitar cuanto antes. Su falta de compañerismo es inadmisible en un club de talla internacional con enormes aspiraciones.

Riquelme y Delgado, dos de los miembros del Consejo de Fútbol

En la victoria todos deben celebrar. En la derrota, todos también tienen que asumir su cuota de responsabilidad. Las cabezas del proyecto futbolístico se verán obligados a dar la cara. Son los que eligieron a Russo como DT y armaron el plantel para luchar por la Libertadores. Con poco, a Boca le alcanzó para pisar las semifinales. Pero la actuación general en el certamen continental deja el sabor de que al plantel le faltó un salto de calidad para jugar la final el sábado 30 de enero en el Maracaná de Río de Janeiro.

Sin dudas el Consejo de Fútbol comandado por Juan Román Riquelme acertó en la incorporación de Edwin Cardona (ausente ayer) pero falló, por ejemplo, con Pol Fernández, con el que rubricaron un préstamo con fecha de expiración en plena instancia decisiva de la Copa. El Pulpo González sirvió para emparchar ese sector pese a su extensa inactividad y seguramente aportará más a futuro, pero no terminó de solucionar los problemas. El 9, sin lugar a dudas, es en lo que continúa en falta la dirigencia y lo que buscará el Consejo en el próximo mercado.