La tasa de interés sólo buscará suplir inflación

Miguel Pesce dejó a la vista que la apuesta oficial es que los pesos impulsen el consumo.

El presidente del Banco Central (BCRA), Miguel Pesce, definió como «exitosa» y «eficaz» la tarea que llevó adelante la entidad para tratar de sostener la actividad local en medio de los problemas que generó la pandemia y los que agregó la instrumentación de una larga cuarentena para tratar de administrar su avance.

Sus indulgentes juicios aparecieron al cerrar las Jornadas Monetarias y Bancarias 2020 que esa entidad realizó con frecuencia semanal en el transcurso del mes para debatir sobre los «Desafíos, Objetivos e Instrumentos de los Bancos Centrales en un Nuevo Contexto Global».

Ese enfoque eminentemente global le permitió hacer muy pocas referencias a la compleja situación local, dado que la economía argentina mantiene elevados niveles de inflación y profundizó su tendencia recesiva, al punto que cerrará el año con niveles de caída que duplican o triplican los de otros países de la región.

Pesce valoró que la inflación vaya a cerrar el año en niveles «más bajos» que los precedentes y ponderó el impacto que tuvieron las herramientas diseñadas para «asistir a las Pymes, a los clientes bancarios y al Tesoro Nacional» en el complejo contexto de esta emergencia. Fue entonces cuando dijo que considera que han desarrollado una «tarea eficaz».

Luego, sin hacer referencias a las reservas ni a las restricciones vigentes para las operaciones cambiarias, repitió que el «tipo de cambio está en niveles competitivos» y reafirmó que la entidad procurará que se mantengan «tasas reales que compensen a la inflación».

Esta definición, aunque marca una diferencia respecto de la política de tasas reales negativas por hasta 6 puntos que llevó adelante el BCRA en el segundo mandato de Cristina Kirchner (cuando Pesce era vicepresidente de esa entidad), no estimula el ahorro en pesos en el sistema bancario local. Eso comienza a quedar a la vista por la tendencia a la baja que comenzaron a mostrar los depósitos a plazo fijo privados una vez que empezó a acelerarse la inflación.

Supone que quien ahorre de este modo apenas pueda mantener el valor de esa tenencia en términos relativos, pero no tendrá la opción de mejorarla. A la vez, revela que la apuesta oficial es que los pesos impulsen la demanda, algo complicado de sostener cuando la inflación, la pérdida de empleo, una insuficiente actualización de los salarios y una política tributaria cada vez más asfixiante erosionan fuerte los ingresos.

Visiblemente más suelto al referirse a la economía global, Pesce consideró que la irrupción de la pandemia pasó a un segundo plano un debate que había comenzado sobre el agotamiento de los instrumentos utilizados para salir de la crisis del 2008. «Aquella crisis que se caracterizó como de origen bancario y determinó endurecer las regulaciones prudenciales, en lo macro dejó la puesta en práctica de políticas de impulso monetario que sirvieron en ese contexto, pero hacia 2019 sólo mantenían en expansión a Estados Unidos y China», sostuvo.

Luego recordó que la irrupción de la pandemia impulsó a los países a retomar el uso de esos instrumentos, pero advirtió que superada la situación sanitaria «quedará el interrogante de si la economía global va a poder contar con el motor de crecimiento de los países centrales o el único motor van a ser los países asiáticos, especialmente China y la India».

En este sentido, señaló que un punto de stress al respecto pasa por determinar «hasta dónde pueden los bancos centrales podrán seguir expandiendo sus hojas de balance, hasta dónde los países pueden seguir expandiendo su deuda sin que genere dudas a los inversores».

Al respecto, y en vista de la magnitud que alcanzó la liquidez global, puntualizó la necesidad de regular a los fondos de inversión.

Para Pesce, son actores «que han alcanzado preponderancia en el sistema financiero global. Del mismo modo que los bancos necesitaron regulaciones y se impusieron en el año 2008-2009, hay que prestar atención si estos actores, ahora, preponderantes en el escenario global, no necesitan mecanismos de regulación, especialmente por su impacto en las economías periféricas».

Las Jornadas Monetarias son un ámbito de discusión y debate que el BCRA había discontinuado en los últimos dos años, tras desatarse la corrida cambiaria.