Afirman que la vacuna de Pfizer sería la primera en llegar al país

Hasta 4 millones de dosis podrían desembarcar en la Argentina una vez aprobada, pero el almacenaje dificulta la distribución fuera de la Ciudad de Buenos Aires.

De las cinco vacunas en estudio contra el coronavirus, la de Pfizer sería la primera en llegar al país. Lo haría con un primer cargamento de hasta cuatro millones de dosis. Así lo adelantó el diputado nacional, Pablo Yedlin, que preside la Comisión de Salud de la Cámara Baja, al sostener que, si bien todavía no está autorizada ninguna de las vacunas, «lo cierto es que la vacuna que más adelantada esta para su autorización es la vacuna norteamericana de Pfizer».

Según reveló Yedlin, la Argentina ya hizo un pedido que en caso de llegar a las cuatro millones de dosis no alcanzaría a cubrir al 10% de la población. No obstante eso no quiere decir que llegarán antes de fin de año ni en esa cantidad. Fuentes del sistema de salud agregaron a LPO que un cálculo más realista estima que en una primer etapa, Pfizer estaría en condiciones de enviar un millón de dosis.

Pfizer junto a AstraZeneca son los dos laboratorios que están testeando en el país y LPO ya había revelado en exclusiva que en la Casa Rosada manejaban la información que podría empezar a vacunar antes de finde año. Por los tiempos que reveló el laboratorio, que la semana pasada se convirtió en el primero en presentar su vacuna ante la FDA, el pronóstico se vuelve viable. Esta semana el propio Alberto Fernández afirmó que la Argentina podría estar vacunando antes de fin de año.

«Hay un pedido pequeño en comparación con las otras, y el monto no va a ser superior de 3 a 4 millones la cantidad de dosis que llegarán. No porque no se quiera, sino porque no hay más disponible. Seguramente, esas vacunas de Pfizer con viento a favor esperamos que lleguen al país en las últimas semanas de diciembre, ojalá. No lo podemos asegurar», dijo el diputado al portal especializado Código Médico.

Hay un pedido pequeño en comparación con las otras, no va a ser superior a 3 o 4 millones de dosis. No porque no se quiera, sino porque no hay más disponible. Seguramente, las vacunas de Pfizer lleguen al país en las últimas semanas de diciembre.

La producción estimada por el laboratorio Pfizer y su socio alemán BioNTech para antes de fin de año es de unas 50 millones de dosis, siempre y cuando la Food and Drugs Administration (FDA) de los Estados Unidos les dé la habilitación pertinente para la distribución, que la solicitaron el viernes último y que el organismo podría entregar el próximo 11 de diciembre. El objetivo de estos laboratorios en el mediano plazo es producir más de 1.300 millones de dosis.

Ejecutivos de Pfizer con Alberto Fernández en Olivos cuando anunciaron que comenzarían a testear la vacuna en el país.

Pfizer viene de ser parte de la polémica por las elecciones en Estados Unidos. Trump los acusó de complotarse con la FDA para posponer el anuncio del éxito de la vacuna para después de las elecciones. El Presidente había presionado a fondo a laboratorios y organismos reguladores para comenzar a vacunar antes de la elección, pero no tuvo éxito. Apenas unos días después de la elección, Pfizer anunció que tenía la vacuna.

Tras la derrota de Trump, Pfizer anuncia que la efectividad sube al 95% y piden vacunar «en días»

El resto de las vacunas -la de Oxford y AstraZeneca, la rusa, la de Jennsen y Johnson & Johnson y la del laboratorio Moderna todavía no pidieron formalmente permiso para su producción masiva- y por tal motivo se descuenta que la de Pfizer va a ser la primera. De hecho, la vacuna rusa recién comenzó este mes la fase 3 de testeos masivos y la de Jennsen lo hizo la semana pasada.

El problema de la vacuna de Pfizer es que para su correcta preservación necesita almacenarse a temperaturas del orden de los 70 a 80 grados bajo cero. Esto planeta un desafío logístico para su traslado y almacenamiento que complica su despliegue por todo el país.

El problema con la vacuna de Pfizer es que para su preservación necesita almacenarse a temperaturas extremadamente bajas, del orden de los 70 a 80 grados centígrados bajo cero. Esto plantea un desafío logístico para su traslado y almacenamiento que complica su despliegue en todo el país. Por eso, en el sistema de salud creen que la de Pfizer se aplicará sobre todo en la Capital.

En cambio, la de Moderna puede almacenarse a 20 grados bajo cero, lo que -en comparación- facilita su distribución. Algo similar ocurre con la de Oxford y el laboratorio AstraZeneca, que no solo es más sencilla de distribuir porque con una temperatura de entre 2 y 8 grados -como en una heladera de cualquier casa- se conserva, sino que además está concebida para ser económica para los usuarios. Su precio de mercado sería de 2,5 dólares por dosis, contra 20 dólares o más de sus rivales. Es la única con la que el gobierno ya firmó contrato, para comprar unas 22 millones de dosis. Está asociado en su producción el empresario local Hugo Sigman, muy cercano al kirchnerismo y al ministro de Salud, Ginés González García.

El problema de la vacuna de AstraZeneca es que su eficiencia en pruebas de laboratorio es notoriamente inferior a la de Pfizer. Mientras que la última mostró que con una dosis, el 95% de los voluntarios no contrajeron Covid-19 versus la cantidad de voluntarios que sí reportaron haberse contagiado tomando placebo, la vacuna británica consiguió solo el 90% tras dos dosis o el 70% con una única dosificación.

El problema de la vacuna de AstraZeneca, la única con la que el Gobierno firmó contrato, es que su eficiencia es inferior a la de Pfizer. Mientras que la última mostró que con una dosis, el 95% de los voluntarios no contrajeron Covid-19, la vacuna británica consiguió solo el 90%.

Así y todo incluso para los países desarrollados es un desafío el almacenamiento de estas vacunas por el enorme y constante consumo energético que se requiere para asegurar la cadena de congelamiento extremo. Por eso, en España una alternativa en estudio es el uso de las minas de Asturias para su conservación y posterior distribución en envases de hielo seco hasta su punto de aplicación.

Es que precisamente el último tramo es el más endeble en la cadena de frío, esto es desde que se bajan de los arcones en los que se los transporta en avión hasta que llegan a los vacunatorios. El cambio de aviones y el tiempo de espera en pista también es un problema y el pasaje de aviones internacionales a vuelos de cabotaje es un riesgo adicional.

En España proponen usar las minas de Asturias para almacenar la vacuna de Pfizer

En Argentina, donde las distancias son mayores y no se dispone de tecnología para la conservación a tan bajas temperaturas por largo tiempo, las dificultades de multiplican. Por eso, se estima que el punto de llegada de la vacuna de Pfizer sería solo la Ciudad de Buenos Aires y con una cantidad de dosis acotada.