Chile y su ambicioso plan para construir sus propias fragatas

El astillero Asmar de Talcahuano es el encargado de construir el buque rompehielo Almirante Oscar Viel.

Un buque complejo como éste implica más trabajo que la construcción de un edificio y en ella se estima participarían entre 500 y 1.200 personas en promedio. Según un estudio de la UC, el país tiene la capacidad técnica y humana para hacerlo.

Cada vez está más cerca el día en que las fragatas, uno de los buques más complejos que existen y que utiliza la Armada de Chile, sean construidas completamente en el país.

Hasta ahora el buque más tecnológico construido por la planta industrial Talcahuano de Astilleros y Maestranza de la Armada (Asmar), es el Buque Científico Cabo de Hornos. Ahora trabaja en la construcción de un rompehielos, una nave de 110 metros de eslora, 10.500 toneladas (el doble de una fragata), con autonomía de 50 días, capacidad máxima para 120 tripulantes y con un casco capaz de operar a -30 grados celcius,

Pero la construcción de una fragata, un buque de guerra, implica mayor complejidad en cuanto a sus sistemas electrónico y de armas. Hasta ahora, las fragatas se compran usadas en el extranjero y se adecúan a las necesidades nacionales. Pero en los próximos 10 años, esta situación podría cambiar.

Encabezado por el decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica, Juan Carlos de la Llera, un grupo de ingenieros de esta institución realizaron una evaluación económica y social para comparar lo que significa construir fragatas en Chile, versus comprarlas usadas fuera del país.

Hasta ahora, las fragatas, que son buques más especializados, con más tecnología, se compran en el extranjero y se hacen adecuaciones en Chile, se adaptan.

Según explica el decano, dentro de los buques, las fragatas son los buques más complejos. “Si eres capaz de fabricar fragata, eres capaz de construir cualquier otro buque de apoyo. Requiere de mucha experiencia, tecnología, pero además, ubica a quienes lo construyen en cierta frontera del desarrollo tecnológico”.

¿Cuál fue el resultado de esta investigación? “Hicimos un análisis bien detallado de las capacidades de Asmar y de astilleros privados, de la capacidad humana, de la preparación de las personas, tamaño de las rampas… Técnicamente, Chile es absolutamente capaz de construir buques como fragatas”.

Según De la Llera, lo más rentable es construirlas en Chile con el apoyo de grandes navieras en las primeras unidades, pero una vez que se produzca la transferencia tecnológica, se podrían construir completamente en el país, empujando no solo la industria naval sino varias otras.

“Es un sistema que chorrea sobre varias otras industrias tecnológicas. La fragata es un buque que integra muchos sistemas distintos, hay parte de eso que se tiene que fabricar afuera, pero hoy mismo se puede integrar. El casco, por ejemplo, se puede hacer completamente en Chile”, dice de la Llera.

La industria de manufactura, de acero, soldaduras, metalmecánica, electrónica, radares, de información computacional y mobiliaria, se verían beneficiadas de esta construcción. “Construir una fragata es mucho más que un edificio”, indica el académico de la UC y agrega que en su construcción podrían participar entre 500 y 1.200 personas en promedio.

El decano explica que tras entregar el estudio y difundirlo en algunas reuniones, se ha generado un gran interés a nivel internacional. “Hemos hecho presentaciones acerca de cómo fue el proceso, nuestra evaluación fue bien calificada. Han interés de personas de grandes empresas a nivel mundial que han preguntado cómo contribuir y colaborar. Estamos en la etapa de conversar sobre los resultados de este estudio, cómo nos gustaría llevarlo adelante. Lo demás, es una decisión política”, advierte.

Para el académico, esta industria es clave considerando que Chile es un país marítimo y este tipo de naves, también ayudan a resguardar el interés geopolítico del país. «No son proyectos sencillos. Una fragata es mucho más que defensa, el mar chileno es un mar duro, tiene que tener buques y fragatas que impongan presencia en el territorio.