Al estar suspendido el transporte comercial aéreo y terrestre por la pandemia, fueron sus padres quienes le entregaron el auto que utiliza la familia para que pueda pegar la vuelta. Luego de recurrir a sus ahorros para repararlo rápidamente, el joven arquero con poca experiencia en manejo se lanzó solo a la ruta y recorrió 1800 km sin parar llegando a tiempo al hisopado que se le realizó al plantel profesional.
El guardameta viajó durante 16 hs y logró acoplarse al resto del equipo dirigido por Israel Damonte. El termo, una docena de empanadas que le preparó su mamá y su mochila fueron los únicos testigos de la travesía que debió superar Rafa para volver a La Quema.
“La noticia me sorprendió. Con mi familia suponíamos que iba a ser la semana del 17, pero el martes cuando estaba en el campo con mi papá y mis hermanos alimentando a los animales, me llegó un audio del profe y me enteré que a más tardar nos teníamos que presentar el viernes en La Quemita, para realizar el hisopado”, relató el joven arquero. A lo que agregó “Ahí me quedé helado, era martes y tenía que estar el jueves a la noche, no lo podía creer, no sabía cómo iba a llegar, era casi imposible. Le avisé a mi papá, pero no me creía, le hice escuchar el audio y ahí empezamos a ver cómo iba a hacer para viajar Buenos Aires.”
“No hay aviones ni micros. Lo primero que pensé fue buscar algún camión que regresara a Buenos Aires, yo me hubiera subido al primero que me trajera para acá, pero mi mamá se ofreció a prestarme su auto. Lamentablemente no estaba en condiciones de salir a la ruta. Con los pocos ahorros que teníamos yo, mis viejos, mi abuelo y mi tía tratamos de poner el auto a punto para poder viajar”, reveló el arquero de Huracán.
“El mecánico me llamó y me dijo que iba a estar para el jueves a la mañana, así que le avisé a mi mamá que el jueves terminaba de almorzar y salía para La Quemita. Cuando comencé el viaje, en el pueblo me decían que estaba loco, pero yo tengo en claro mis objetivos y decidí arrancar”, contó el joven jugador. “Preparé todo y me subí al auto. Salí de Monterrico y agarré la ruta 34 que va de Jujuy a Santiago del Estero. En el pueblo de Pampa Blanca me paró el primer control. Me consultaron a donde iba y cuando dije Buenos Aires, me empezaron a hacer muchas preguntas. Les mostré el permiso que me mandó el Gerente Deportivo Fernando Salces y mi credencial de futbolista. Ahí los policías aflojaron y me felicitaron. Abrieron la valla y pude pasar”, señaló el uno.
“Cuando llegué a Santiago Del Estero no me dejaban pasar, les mostré toda la documentación, pero parecía que no eran suficientes, las cosas se empezaron a complicar. Ellos no me creían, sospechaban del auto y me dejaron a un costado de la ruta. Pasaron 15 minutos hasta que vino otro policía y me dijo: Muy bien, estábamos corroborando los datos, te vamos a dejar pasar.”, contó.
“Mis padres optaron que me lleve el auto también por el miedo a los contagios. Me prepararon una buena vianda con empanadas, fruta, agua, chicles y jugo. Comida y bebida no me faltaban”, dijo el arquero. “Llegué a casa a las 5 de la mañana y le avisé a todos. Me fui sin pegar un ojo a La Quemita. Sin el apoyo de mi familia y mis amigos del pueblo, poder hacer este viaje hubiese sido imposible”, señaló el jujeño.