La odisea del arquero jujeño para entrenar en Huracán

Rafael Ferrario recibió la noticia que debía volver a las prácticas y recorrió 1.800 km. El arquero Rafael Ferrario ya forma parte de las historias de pandemia que se unen con el fútbol. El jujeño se encontraba en Monterrico realizando la cuarentena cuando recibió la noticia que debía volver a los entrenamientos en La Quemita.

Al estar suspendido el transporte comercial aéreo y terrestre por la pandemia, fueron sus padres quienes le entregaron el auto que utiliza la familia para que pueda pegar la vuelta. Luego de recurrir a sus ahorros para repararlo rápidamente, el joven arquero con poca experiencia en manejo se lanzó solo a la ruta y recorrió 1800 km sin parar llegando a tiempo al hisopado que se le realizó al plantel profesional.

El guardameta viajó durante 16 hs y logró acoplarse al resto del equipo dirigido por Israel Damonte. El termo, una docena de empanadas que le preparó su mamá y su mochila fueron los únicos testigos de la travesía que debió superar Rafa para volver a La Quema.

“La noticia me sorprendió. Con mi familia suponíamos que iba a ser la semana del 17, pero el martes cuando estaba en el campo con mi papá y mis hermanos alimentando a los animales, me llegó un audio del profe y me enteré que a más tardar nos teníamos que presentar el viernes en La Quemita, para realizar el hisopado”, relató el joven arquero. A lo que agregó “Ahí me quedé helado, era martes y tenía que estar el jueves a la noche, no lo podía creer, no sabía cómo iba a llegar, era casi imposible. Le avisé a mi papá, pero no me creía, le hice escuchar el audio y ahí empezamos a ver cómo iba a hacer para viajar Buenos Aires.”

“No hay aviones ni micros. Lo primero que pensé fue buscar algún camión que regresara a Buenos Aires, yo me hubiera subido al primero que me trajera para acá, pero mi mamá se ofreció a prestarme su auto. Lamentablemente no estaba en condiciones de salir a la ruta. Con los pocos ahorros que teníamos yo, mis viejos, mi abuelo y mi tía tratamos de poner el auto a punto para poder viajar”, reveló el arquero de Huracán.

“El mecánico me llamó y me dijo que iba a estar para el jueves a la mañana, así que le avisé a mi mamá que el jueves terminaba de almorzar y salía para La Quemita. Cuando comencé el viaje, en el pueblo me decían que estaba loco, pero yo tengo en claro mis objetivos y decidí arrancar”, contó el joven jugador.  “Preparé todo y me subí al auto. Salí de Monterrico y agarré la ruta 34 que va de Jujuy a Santiago del Estero. En el pueblo de Pampa Blanca me paró el primer control. Me consultaron a donde iba y cuando dije Buenos Aires, me empezaron a hacer muchas preguntas. Les mostré el permiso que me mandó el Gerente Deportivo Fernando Salces y mi credencial de futbolista. Ahí los policías aflojaron y me felicitaron. Abrieron la valla y pude pasar”, señaló el uno.

“Cuando llegué a Santiago Del Estero no me dejaban pasar, les mostré toda la documentación, pero parecía que no eran suficientes, las cosas se empezaron a complicar. Ellos no me creían, sospechaban del auto y me dejaron a un costado de la ruta. Pasaron 15 minutos hasta que vino otro policía y me dijo: Muy bien, estábamos corroborando los datos, te vamos a dejar pasar.”, contó.

“Mis padres optaron que me lleve el auto también por el miedo a los contagios. Me prepararon una buena vianda con empanadas, fruta, agua, chicles y jugo. Comida y bebida no me faltaban”, dijo el arquero. “Llegué a casa a las 5 de la mañana y le avisé a todos. Me fui sin pegar un ojo a La Quemita. Sin el apoyo de mi familia y mis amigos del pueblo, poder hacer este viaje hubiese sido imposible”, señaló el jujeño.