La Copa América que iba a comenzar hoy con organización conjunta entre Argentina y Colombia y que fue pospuesta para el mismo período del año próximo por la pandemia de coronavirus, se convirtió en una ilusión otra vez postergada para Lionel Messi, quien persigue cada vez con más aceleración un título con el seleccionado nacional, y por eso reconoció que fue «un duro golpe» para él enterarse de su aplazamiento.
«La Copa América iba a ser una gran ocasión para mí este año y estaba extremadamente emocionado de competir en ella de nuevo. Fue duro cuando supe que sería pospuesta», confesó sin tapujos el capitán del seleccionado nacional, en una presentación virtual de la empresa Adidas que lo patrocina.
Messi vive como una frustración no haber podido levantar un trofeo con la camiseta celeste y blanca del seleccionado mayor, luego de haberlo hecho con el sub 20 en Holanda 2005 y el olímpico en Beijing 2008, y esta obsesión se le hizo carne después de las caídas sucesivas en las finales del Mundial de Brasil 2014 y la Copa América de Chile 2015.