La industria cayó 33,5 por ciento El impacto de la cuarentena: en abril la construcción se desbarrancó 75,6%

La extensión del aislamiento social preventivo y obligatorio a todo el mes paralizó diversas plantas fabriles y la actividad comercial. Mínimos históricos para el cuarto mes del año

En el segundo mes de aislamiento social preventivo y obligatorio, con parálisis extremas de actividades en las principales plantas de producción de bienes durables, como automotores y de materiales para la construcción, el Indec registró los índices más bajos de la serie histórica para abril, tanto en la industria como en la construcción.

En el primer caso, el Índice de Producción Industrial cerró con una contracción de 33,5% en comparación con abril de 2019 y acumuló un receso de 13,5% en el primer cuatrimestre.

Mientras que en el segundo, el Indicador Sintético de la Construcción registró un derrumbe de 75,6% interanual, y 40,2% en los primeros cuatro meses de 2020, en ambos casos en comparación con igual período del año anterior.

Y las expectativas de industriales para el trimestre mayo a julio anticipan la continuidad de severas declinaciones respecto de los ya muy bajos niveles de un año antes.

En un mes atípico para el relevamiento de datos, el organismo oficial de estadística registró bajas de actividad notablemente más intensas que las anticipadas por consultoras privadas, fenómeno que se explica por la mayor cobertura geográfica y llegada a las pymes que es donde más fuertemente impactó el freno fabril, ante la extrema limitación de la movilidad de los operarios.

“El parate de actividad causado por la pandemia de la COVID-19 tuvo un impacto fuerte en marzo y abril, y tendrá un impacto pleno también en mayo. El sector industrial que comenzaba a mostrar una ligera dinamización antes de las medidas de aislamiento, se posiciona ahora en los mínimos de la serie”, destacan los economistas Nadín Argañaraz y Bruno Panighel, de Iaraf.

Si bien en todos los sectores se anotaron bajas, las más acentuadas se localizaron en las ramas automotriz; textil y prendas de vestir; materiales para la construcción y muebles. Por el contrario, mostraron resiliencia la elaboración de alimentos, bebidas y tabaco, y la de la madera y papel.

En tanto, respecto de la construcción, los consultores de Iaraf resaltan: «La actividad no mostraba signos de recuperación y seguía cayendo antes de las medidas de aislamiento. Lamentablemente, los dos sectores mostraron cuantiosas contracciones a causa del coronavirus. Ambos sectores deberían dinamizarse una vez que todo vuelva a la normalidad, si es que las condiciones previas a la cuarentena se mantienen”.

“Las limitaciones operativas producto del aislamiento social preventivo y obligatorio afectaron sustancialmente el nivel de actividad de la mayoría de las subclases de la industria manufacturera en el mes bajo análisis. De hecho, según un relevamiento especial (en el contexto de la COVID-19) a más de 1.300 empresas, solo un tercio de los locales de las industrias manufactureras pudo operar con normalidad en abril, mientras que los dos tercios restantes, o no operó o solo pudo hacerlo parcialmente”, destaca el Indec.

Mientras que en el caso del indicador de la construcción, el organismo que dirige Marco Lavagna explica: “Debido a la emergencia sanitaria y su consecuente restricción a la circulación de las personas, ciertas actividades que se desarrollan en las municipalidades se encontraban suspendidas al momento de la recolección de la información del período presentado en este informe técnico. En particular, del conjunto de municipios relevados, algunas oficinas que registran los permisos de edificación de obras privadas se han visto imposibilitadas de proveerlos, por lo que no se dispone –a la fecha de cierre de esta publicación– de los datos necesarios para la elaboración del cuadro referido a permisos de edificación”.

Frente a semejante cuadro depresivo, empresarios y sindicatos acordaron extender por otros 60 días el acuerdo para suspender personal sin tareas, como son básicamente los operarios de las plantas industriales y de obra de la construcción, que no pueden ejercer tareas remotas, con una rebaja salarial de 25 por ciento.

Al mismo tiempo, el Banco Central dispuso en la reunión de directorio de los jueves suspender la autorización de distribución de utilidades a las entidades bancarias, de modo de inducir al impulso del crédito.

El relevamiento de expectativas de los empresarios para el trimestre mayo a julio anticipa una muy lenta salida de la depresión actual, en parte por la recurrente prórroga del ASPO, en particular en lo que respecta al desplazamiento de las personas a través de medios de transporte público, principal medio de traslado de la población en los grandes centros urbanos a sus lugares de trabajo, sea una actividad fabril, como al comercio barrial, y en parte por la pérdida de poder de compra de los salarios de quienes fueron transitoriamente suspendidos, como de los cuentapropistas que no pudieron ejercer su actividad habitual.

De ahí que tanto en la industria como en la construcción más de dos tercios de los consultados dijo que espera otros tres meses con niveles de actividades muy inferiores a los del año anterior.

Y pese a la prohibición de disponer despidos, en el caso de las empresas que se dedican a la ejecución de obras, sean públicas o privadas, una proporción cercana a la mitad proyecta reducción de personal, porque no están en condiciones de pagar los salarios en este escenario.

En esa línea, el Índice Construya de venta de insumos básicos, como cemento, ladrillos, aceros largos, carpintería, cerámicos, conductores de agua, cerámicos, entre otros, arrojó en mayo una caída de 34% en comparación con el nivel de un año antes, pese a que respecto al mínimo indicador de abril repuntó 184 por ciento.

Mientras que en el caso de los industriales, 31% estimó que la nómina será notablemente menor que la que tenía un año antes, en contraste con apenas 6,1% de los casos que prevé aumentar los puestos de trabajos.

El relevamiento del Indec detectó además que para industriales y constructores se consideran clave para contribuir a reanimar la actividad políticas orientadas a “reducir las cargas fiscales; mayor oferta de líneas de crédito; estabilidad de precios y flexibilización del mercado laboral”.