UCR agita interna de Juntos por el Cambio

El radicalismo bonaerense llevará a cabo este año la primera batalla por la conducción del partido. De ese resultado podría desprenderse un armado nacional que ya va tomando forma en las provincias.

La llegada del coronavirus no sólo puso en cuarentena a la sociedad sino que también dejó en suspenso una de las compulsas políticas más interesantes de 2020. El radicalismo bonaerense pondrá en juego este año el comité más importante del país con dos modelos que hoy, luego de la derrota de octubre, se muestran en las antípodas.

Bajo la presidencia actual de Daniel Salvador, el partido centenario buscará la continuidad de un armado político más cercano al PRO con el jefe de la bancada provincial de la oposición, Maximiliano Abad, a la cabeza. Una fórmula con la que el radicalismo más conservador intentará acomodarse bajo la tutela de la exgobernadora María Eugenia Vidal, quien el martes dialogó -vía teleconferencia- con dirigentes del PRO de Chubut, como parte de su agenda de reconstrucción de poder político que ya incluyó contactos virtuales con referentes de Santa Fe, Córdoba, La Pampa y Corrientes.

En contraposición, el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, evidenció quien con la creación del bloque Cambio Federal en el parlamento provincial un primer paso para un quiebre que, como adelantan desde adentro, no pretende ser tal. “Queremos reformular la alianza actual. Volver a integrar al socialismo y a algunos referentes del PRO. Pero lo cierto es que tenemos una relación más amigable con (Emilio) Monzó que con los que conducen hoy Juntos por el Cambio”.

Pactada para septiembre, pero con la presunción de que recién podrá realizarse en diciembre, la batalla por el radicalismo provincial no es sólo una elección partidaria. Ambos espacios saben que ese primer encuentro es la pelea de fondo del año, pero no la única. Y que su definición provocaría un efecto cascada que se vería reflejado en el resto del país debido a la importancia electoral de la provincia.

Como parte de esta resituación, el radicalismo disidente, o como les gusta llamarse a ellos mismos “el radicalismo de Alfonsín”, se prepara para dar un paso (de peso) que tendrá a Posse como primer marcador oficial. Claro, en vistas de un armado político que pueda ganar terreno en el plano nacional, desde la Capital Federal, Martín Lousteau es considerado un aporte a la referencia social demócrata y a la idea de futuro. Ambos, junto a los armadores y referentes Fredy Storani y Juan Manuel Casella, ya se encuentran trabajando para el día después: un panradicalismo que pretende sintonizar el fuera de foco para consolidar una fuerza de centro con claro protagonismo. “Nos buscamos el sometimiento actual a cambio de un carguito”, sostienen.

Lo que ocurre con Cambio Federal a nivel bonaerense es una referencia constante. La unión entre Posse y Monzó expone parte de lo que se quiere lograr a nivel nacional. Storani toma la palabra para dejar en claro la intención: “Queremos recuperar el radicalismo y que el sistema de partidos pueda reconstituirse. El peronismo con un pensamiento social cristiano y el radicalismo como columna vertebral de un pensamiento social demócrata. Donde se equilibren y alternen el poder”, sostiene. Y ante la consulta de si un espacio solo hoy alcanza, Storani asegura que “por eso es necesaria una estructura como la nuestra para armar algo más amplio pero sin las posiciones que restan como las de Patricia Bullrich o Fernando Iglesias. No es lo que la gente busca”. Y con ese objetivo este sector ya cuenta con el apoyo de una gran parte de intendentes de Mendoza, como Walter Marcolini, de General Alvear; Mario Cimadevilla, en Chubut; casi el total de la dirigencia pampeana; buena parte de Entre Ríos; y están próximos a poder darle la bienvenida al jefe de distrito más importante que tiene la UCR en la actualidad, Pablo Javkin, a cargo de Rosario.

La situación en Córdoba, pata esencial del partido centenario, es más compleja. Según un referente local “el PRO metió la cola y con la prohibición de la interna entre Mario Negri y Ramón Mestre, dividieron una estructura muy fuerte. Está claro que Negri tenía mayor imagen positiva, pero Mestre tenía el aparato. Mario Estaba muy sometido por Carrió y terminó jugando un rol desdibujado”.

Como parte de las políticas que ya vienen dialogando en los encuentros por videoconferencia, enumeran como prioritario la creación de un concejo, político, económico y social que sea sancionado por ley, una mención destacada que hizo el presidente Alberto Fernández durante su exposición ante la asamblea legislativa pero que no se concretó. Además, hablan de un seguro nacional de salud, un congreso pedagógico y el planteo de una economía circular que sea más amigable con el medio ambiente.