Mario Fíad y el 25 de Mayo: “La vida es nada si la libertad se pierde”

El senador nacional revaloriza el concepto de libertad en esta particular coyuntura y enfatiza la necesidad de no renunciar nunca a la misma.

Este 25 de mayo encontraremos vacíos los escenarios habituales de conmemoración del nacimiento de nuestra Patria. Las banderas flamearán en soledad desde domicilios particulares y edificios públicos en muchos lugares del país, convocándonos a mirar la historia para no olvidar de dónde venimos. Pero también, invitándonos a reflexionar sobre una bandera que no solo es historia, sino que también es presente y futuro de un pueblo que la enarbola emocionado, porque expresa su libertad.

Y es justamente en este 25 de mayo tan distinto a los que conocemos, en donde la libertad cobra relevancia en la discusión pública por la tensión que se genera entre preguntas sin respuestas que nos hacemos y que tienen que ver con la forma dramática en la que cambiaron nuestras vidas.

Hoy, nuestras libertades individuales, que asumíamos cada día impensadamente como naturales y a salvo, han asumido por primera vez en mucho tiempo, la conciencia de su dimensión colectiva.

La emergencia que ha generado la pandemia y que ha impactado en todas las dimensiones de nuestras vidas, ha detenido el ritmo vertiginoso de nuestra cotidianidad enfrentándonos con una verdad que ya tenían muy clara los hombres de Mayo: la imprescindible interdependencia entre quienes integramos esta Patria y compartimos la conciencia de sabernos parte de un destino común.

Al principio solo fue una realidad lejana, que atraía nuestra atención los escasos segundos que podía llevarnos la lectura de un titular de la sección “internacionales”, y la dosis de empatía indispensable que nos remitía por poco tiempo a los escenarios en donde el drama estaba creciendo.

Así fue hasta que el virus llego a nuestro país y su nombre se convirtió en tristemente cercano y familiar. Y allí fue en donde entendimos que todos dependíamos de todos y nuestra libertad individual empezó a tomar la forma colectiva de una sociedad que construye junta su destino, para lo cual no es suficiente “no meterse en la vida de los demás”, sino que es imprescindible el afán cooperativo de ser con los demás.

De alguna manera, estamos en el punto de partida de los hombres de mayo, reencontrándonos en la búsqueda de una libertad que no pasa ya por nuestra esfera individual, sino por lo que anhelamos como bien común.

Estamos ante el enorme desafío que es superar la amenaza de este virus que ocupa hoy nuestra vida y sabemos que el éxito de ese proceso está inevitablemente unido a la fortaleza de nuestra unión.

Pero entendamos bien que no tenemos que renunciar a nuestras libertades, sino reescribirlas con un nuevo sentido solidario, sin dejar de entenderlas como condición esencial para la vida y desarrollo de los pueblos. Evocando al  General Manuel Belgrano, tan cercano al corazón de los jujeños: “La vida es nada si la libertad se pierde”.