En ese contexto, que no haya casos en la Provincia es resultado de múltiples factores. Entre ellos, las medidas adoptadas por el gobierno Provincial y los gobiernos Municipales, que en algunos casos generaron polémica. También, algo de suerte no hay que negarlo, todas las provincias limítrofes han registrado casos y hasta muertes, estamos rodeados, pero a salvo. Además, el compromiso en las primeras semanas para acatar las medidas de prevención y denunciar casos de violación de cuarentena también tuvo su impacto.
Declarado el aislamiento social, preventivo y obligatorio, por el presidente de la Nación Alberto Fernández, casi de manera inmediata no se pudo entrar ni salir de la Provincia, es más, los municipios también decidieron cerrarse y armaron terraplenes y barricadas para que no pueda entrar nadie que no acredite domicilio en ese departamento o justifique legalmente su actividad en el lugar. Antes de eso, ya se habían tomado otras medidas locales, como la suspensión de clases, de las actividades en la Administración Pública y de eventos masivos, lo que restringió el uso del transporte público de pasajeros.
Es decir, los catamarqueños iniciamos las medidas de prevención de manera anticipada y con circulación restringida. Claro que esto generó enojo. Sin embargo, dice el politólogo Mario Riorda que en caso de riesgo ninguna medida es exagerada, los resultados están a la vista. Para citar algunos ejemplos de medidas extremas, tenemos que irnos al interior provincial dónde la Justicia Federal tuvo que intervenir: en Aconquija departamento Andalgalá el intendente Cristian Gutiérrez cerró la fronteras y los productores paperos en su mayoría tucumanos no pudieron entrar, esto provocó reacciones en el sector que hasta anunciaban desabastecimiento del tubérculo (los precios aumentaron), pero el jefe comunal no daba el brazo a torcer, hasta que una orden del Juez Federal con competencia en la zona, obligó a dejar que pasen los camiones. Pudieron pasar, pero controlados, por un trayecto delimitado, solo el chofer con un acompañante y sin permanencia en los pueblos.
Otro caso emblemático, fue en Bañado de Ovanta, Este de la provincia de Catamarca, en el departamento Santa Rosa. Ahí, el intendente, Elpidio Guaraz, no permitió circular en una Ruta Nacional a los camiones que ingresaban a Catamarca, y a los que pasaban hacía Tucumán o volvían para la región central del país. Otra vez, la Justicia Federal tuvo que intervenir y permitir la libre circulación de los trabajadores, pero también el intendente se encargó de que solo sea de paso, sin la posibilidad de acceder a los pueblos.
Así las situaciones se repitieron, intendentes que aislaron a sus pueblos de todo contacto comunal, los productores de tomate de concepción, no pudieron acceder a Capital a pesar de tener las fincas a 10 kilómetros del centro de la ciudad. Al micro centro de la Capital no se pudo ingresar si no se vivía en el lugar y la plaza principal, Casa de Gobierno, zona bancaria, estaba vallado, había que ingresar caminando y justificando con autorización en mano cuál era la actividad a realizar. Por su parte, los que quedaron fuera de los límites provinciales iniciaron su periplo para ingresar a través de cuantiosos pasos administrativos y burocráticos. Muchos todavía están a la espera. Los que ya pueden pisar suelo catamarqueño, son registrados y enviados a aislamiento como indica el protocolo Nacional y a su vez son «controlados» por algunos vecinos que tomaron en serio lo de denunciar la violación de la cuarentena. Eso también ha funcionado, ante la mínima duda hubo hasta escraches a los que volvieron y no quisieron respetar el aislamiento obligatorio, los mismos periodistas reproducían las noticias y hasta se estigmatizaron a los que estaban en cuarentena. Otras de las acciones, más rápidas que se tomaron una vez en cuarentena, fue la resolución a la situación de los turistas, sobre todo internacionales. Estos turistas fueros aislados en los lugares donde pernotaban y en un operativo inédito, fueron enviados a sus lugares de origen.
Sin embargo, la medida de mayor polémica (enfrentó a la Ministra de salud, Claudia Palladino con el Gobernador, Raúl Jalil) fue el uso obligatorio de barbijo. Mientras los profesionales de la salud del mundo se debatían y en algunos casos hasta desaconsejaban el uso del mismo. Raúl Jalil por su formación y admiración en la cultura japonesa, atento a lo que pasaba en pleno auge del virus en el oriente del mundo, decretó la obligatoriedad de circular con barbijo. Los resultados muestran que además de no tener casos de COVID-19, disminuyó la atención por casos respiratorios en los principales centros de salud de la provincia. Solamente en el Hospital de Niños bajaron de 500 a 160 las consultas por enfermedades respiratorias con respecto a igual mes de 2019.