Guerra de Donald Trump contra China

Los furiosos ataques del presidente de Estados Unidos al gobierno de Xi Jinping buscan tapar sus propios errores en la gestión de la pandemia. Y vincular a Beijing con su rival demócrata JoeBiden.

Era cerca de la medianoche de Washington, pero al presidente Donald Trump le costaba conciliar el sueño. La fuente de su desvelo seguramente fue China porque desde la Casa Blanca dedicó una serie de tuits furiosos contra el gobierno de Xi Jinping, acusándolo de una “masiva campaña de desinformación” para tratar de desviar la “carnicería” que provocaron en el mundo con el coronavirus y de intentar beneficiar al candidato demócrata, JoeBiden, en las elecciones de noviembre.

Este bombardeo contra Beijing, que viene en aumento desde que comenzó la pandemia, ya ha comenzado a dar resultados entre los ciudadanos de Estados Unidos: según una encuesta revelada este jueves, un 84% de los estadounidenses no confían en la información de China con respecto al coronavirus y la mayoría cree que ese país no hizo un buen trabajo en combatir el brote.

En un relevamiento de casi 11.000 casos realizado por el prestigioso PewResearch Center, los estadounidenses se expresaron sobre la crisis del coronavirus, cuando la cantidad de casos en el mundo superó los 5 millones y Estados Unidos lleva la delantera en contagiados (más de un millón y medio) y muertos (93.400). Cuando se les preguntó cómo los países habían respondido al avance del Covid19, dieron altas calificaciones a Corea del Sur y Alemania, (más que a Estados Unidos) mientras que la mayoría (un 63%) señaló que China hizo un pobre trabajo, de la misma manera que criticaron el desempeño de Italia.

Sobre la respuesta de Estados Unidos ante el virus, los estadounidenses están fuertemente polarizados, según el partido. En general, el 47% de los adultos dice que se ha hecho en el país un trabajo bueno o excelente. Pero sólo el 27% de los demócratas e independientes de tendencia demócrata tiene esa opinión, en comparación con el 71% de los republicanos y los independientes de tendencia republicana.

Hay más acuerdo entre los ciudadanos, sin embargo, cuando se trata sobre la información del gobierno chino. Un 84% de los estadounidenses no confían en la información de Beijing con respecto al coronavirus. Muchos, además piensan que la crisis actual tendrá un impacto a largo plazo en el posicionamiento de China en el mundo: un 50% cree que tendrá menos influencia en los asuntos mundiales después de la pandemia.

Trump podrá ser criticado por miles de flancos, pero no se puede negar que tiene un fino olfato para leer el humor de la gente, desviar la atención y cambiar el foco hacia donde sea necesario con tal de sumar capital político y electoral. Cuando comenzó a intuir en enero que la guerra comercial contra Beijing podría restarle votos en la América profunda y rural, comenzó a tejer acuerdos para bajar el tono. Pero el coronavirus le ha dado la excusa para retomar la ofensiva desde un lugar diferente, instalando a China en su retórica conspirativa como un país sin escrúpulos que desparrama a propósito el virus y que disemina falsa información para perjudicar a Estados Unidos y a él mismo. Así, sin mostrar datos ni pruebas, Trump busca instalar un “enemigo externo” para tapar los errores que cometió en la demora por lanzar la cuarentena y que convirtieron a Estados Unidos en el país con más casos y muertos del mundo.