La pandemia de coronavirus que afecta al mundo obligó a la suspensión de varias actividades. En marzo pasado el gobierno provincial dispuso medidas de aislamiento para evitar la propagación del virus. Entre ellas que no habría clases, espectáculos deportivos y artísticos, reducción de personal de la administración pública y también la prohibición de las misas y eventos masivos.
Esas medidas también llevaron a suspender las actividades por Semana Santa y la tradicional peregrinación a Punta Corral desde Tumbaya prevista para el inicio de abril. Pero no todos respetaron esa medida y algunos decidieron subir en estas semanas. “No suben de a cientos, solo algunos, de a dos o tres”, dijo Hugo Mamaní, comisionado de Tumbaya.
Hace pocos días el gobierno provincial autorizó la apertura de las iglesias, pero no permite las misas. Esa decisión llevó a otros fieles a animarse y subir. “Allí empezó a ir más cantidad de gente”, contó el funcionario y subrayó que la Asociación de Peregrinos se encargó de llevar artículos de limpieza, como también alcohol en gel.
Mamani aseguró si bien fue poca la gente que subió, esperan una mayor cantidad cuando comience el turismo interno, desde el viernes 22. “Arreglamos el camino hasta El Añagual, pero desde ahí está arriba está feo el camino”, dijo y agregó: “Ahora es contraproducente que suban. Cuando esté arreglado hasta el oratorio, lo informaremos”, dijo el responsable de Tumbaya.
El funcionario adelantó que están organizando para julio, mes del aniversario de la aparición de la virgen, un operativo especial previendo que subirá más gente. “Mandamos una nota al COE para que nos presten máquinas para arreglar el camino, hasta el segundo calvario, y de allí a pico y pala”. La iglesia está abierta pero la imagen de la Virgen no está entronizada.
El 22 de julio de 1835 en los pastizales del Abra de Estancia Vieja, se encontraba Pablo Méndez y se le apareció una señora de blanca cabellera. Antes que la aparición se diluyera, le recomendaba que al otro día volviera a buscarla. Al contar lo sucedido, algunos se rieron, otros decían que había sido un sueño, pero Roque Jacinto Torres le aconsejó que volviera al día siguiente y así lo hizo, pero la Señora no apareció. En el lugar encontró una piedrita blanca, extraña y pequeña, que le recordaba la forma de la Virgen.
Méndez regresa llevando consigo la pétrea figura y pronto la noticia recorre las distancias y muchos campesinos llegaron a Punta Corral para orar ante la piedra… Una vez en la iglesia de Tumbaya, la piedra desaparece y Méndez, vuelve a buscarla donde la había encontrado. La Virgen, sin dudas, mostraba su deseo de permanecer en los ásperos pedregales de Punta Corral. Para acogerla dignamente, levantaron un pequeño oratorio, dónde se la venera por varios años.