La oposición unida para rechazar los superpoderes de Santiago Cafiero

Cambiemos y los bloques chicos rechazaron el DNU que lo habilita a reasignar partidas y el jefe de Gabinete necesita la mayoría del Senado. Los fondos reservados de la Side.

Santiago Cafiero sólo podrá reasignar partidas del presupuesto sin límites si logra el respaldo de Cristina Kirchner, quien no lo tiene entre sus preferidos del gabinete y controla una mayoría propia en el Senado para ratificar cada decreto de necesidad y urgencia de Alberto Fernández.

En este caso es clave porque la oposición en Diputados se unió para rechazar las nuevas facultades al jefe de Gabinete y reúne mayoría propia en el recinto. Como se necesita de ambas Cámaras para anular un DNU, la única garantía para sostenerlas es el domino del Senado que conserva la vicepresidenta.

Lo hará valer este miércoles, en la primera sesión remota del Senado, convocada a sólo fin de aprobar 20 decretos del presidente dictaminados hace 15 días. Cambiemos rechazará dos: el que cierra las fronteras y el que suspende los despidos. Por ahora, Alberto los aplica todos desde que son publicados en el Boletín Oficial, convencido de que no es posible tener sobresaltos con su compañera de fórmula.

En medio de los rumores de cambio de gabinete, Alberto fortalece a Cafiero

Como explicó LPO, el DNU 457, fechado el domingo y publicado ayer, habilita a Cafiero a remover partidas del presupuesto sin el límite del 5% del total  y el 15% de los gastos corrientes de un área, establecido por la entonces oposición peronista durante el Gobierno de Macri. Además, lo autoriza a reasignar fondos reservados de la Agencia Federal de Inteligencia.

Los decretos sólo puede anularse si así lo deciden las dos cámaras del Congreso. La oposición tiene mayoría para anular las facultades especiales a Cafiero en Diputados pero en el Senado Cristina domina el recinto y puede sostenérselas.

Por primera vez desde diciembre, Cambiemos arrastró en su repudio a una medida oficial a los dos bloques chicos de la Cámara de Diputados, el federal de Graciela Camaño y el del mendocino José Luis Ramón, y si incluyeran el decreto en un temario de sesión podría imponerse pero aún así no lograría derogarlo, porque faltaría el Senado.

Como no imaginan tener la oportunidad de tratarlo alguna vez, los opositores piden borrarle con una ley los poderes que Cafiero ya ejerce de hecho desde ayer. Mario Negri, jefe de Cambiemos, presentó un proyecto esta mañana.

«La pandemia no justifica que la emergencia sanitaria se convierta en institucional», reclamó el radical. «Desde el primer día colaboramos con el oficialismo para afrontar la crisis sanitaria, pero no podemos tolerar estos atropellos al Poder Parlamentario», le siguió el jefe del PRO, Cristian Ritondo.

Por la tarde, el interbloque unificó un comunicado. «Si la ley de presupuesto establece la finalidad de las partidas pero luego el Jefe de Gabinete reestructura sin límites el destino de las mismas, este último termina apropiándose de una competencia del Poder Legislativo. Con el agravante de que la delegación recae en un funcionario que ni siquiera es de carácter electivo», se quejaron.

La pandemia no justifica que la emergencia sanitaria se convierta en institucional. Desde el primer día colaboramos con el oficialismo para afrontar la crisis sanitaria, pero no podemos tolerar estos atropellos al Poder Parlamentario.

A diferencia de la mayoría de los debates parlamentarios de estos meses, el resto del recinto no oficialista los acompañó. Ramón, que controla 8 diputados y fueron claves para aprobar las leyes del Gobierno estos meses, anticipó que por primera vez enfrentará a Alberto Fernández.

«El Congreso queda totalmente afuera de la función principal: la distribución de los fondos públicos. No pueden ni deben, pasar desapercibidas estas actitudes. Los roles de cada Poder en nuestra República, tienen que ser defendidos y respetados. No se puede aceptar que ninguna emergencia rompa nuestras instituciones, porque es justamente en estos momentos, en donde más las necesitamos funcionando», protestó en un comunicado.

Camaño prepara para este miércoles un proyecto de ley similar al de Negri, en el que pedirá la derogación del DNU o de algunos de sus artículos, entre ellos los que le permiten gastar el dinero de la Agencia de Inteligencia (AFI) en «fines nutricionales, educativos y sanitarios».

Si bien es dinero blanqueado y bancarizado, por primera vez en la historia de la ex Side, considera un antecedente peligroso mover partidas sobrantes de ese organismo a voluntad del jefe de Gabinete y prefiere evitarlo.

La diputada Graciela Camaño

El interbloque federal, que integra la histórica diputada, no siempre es homogéneo: durante el debate por la ley que bajaba jubilaciones a jueces y diplomáticos los 4 cordobeses se desmarcaron de los otros 7 y bajaron a dar quórum.

El gobernador Juan Schiaretti suele ayudar a Alberto en el Congreso pero no será fácil que acepte los superpoderes al jefe de Gabinete sin reclamar algo a cambio. Por primera vez, en este tema los números no le cierran al Frente de Todos: los 116 de Juntos por el Cambio, los 8 de Unidad para el desarrollo (el bloque de Ramón) y los 11 federales, aún sin el cuarteto cordobés, superan los 129 votos necesarios para el quórum en Diputados.

En febrero, antes que la pandemia del coronavirus modificara su agenda, Alberto había planeado enviar el presupuesto de este año en abril para aprobarlo en mayo, superada para bien o para mal la negociación con los acreedores externos.

Había sido el consejo del subsecretario de Presupuesto, Claudio Rigo, que le pidió preservar la ley de leyes que había preparado su equipo de economistas y esperar un cálculo más certero del gasto en intereses de deuda, que supera el 20% del total.

Cristina fue pionera en aprovechar la letra chica de la regulación de DNUs, que al quedar anulados sólo si las dos cámaras lo deciden le permite a un presidente legislar sólo con el control de una de ellas. Fue lo que hizo en su segundo mandato, cuando la oposición se unió en el recordado Grupo A.

Ya en ese entonces, el ministro de Hacienda, Martín Guzmán, se auto impuso una agenda de negociación con los bonistas que concluía en marzo y la letra chica del presupuesto vendría después. Pero el coronavirus elevó el gasto y complicó el diálogo con los acreedores, que el viernes rechazaron la oferta y obligaron al presidente a arriesgar a un default el 22 de mayo.

Por si acaso, le concedió a Cafiero la posibilidad de mover fondos sin pedir autorización parlamentaria por siempre, un poder que supo tener Alberto cuando era jefe de Gabinete y que lo ratifica cómo su funcionario de confianza, pese a la resistencia del kirchnerismo.

Cristina fue pionera en aprovechar la letra chica de la regulación de DNUs, que al quedar anulados sólo si las dos cámaras lo deciden le permite a un presidente legislar sin mayoría propia en una de ellas.

Fue lo que hizo en su segundo mandato, cuando la oposición, como Camaño y Patricia Bullrich como líderes, se unieron en el recordado Grupo A y rechazaban cada uno de sus decretos, pero luego eran ratificados en el Senado por la mayoría que construía Miguel Pichetto.

Cristina empezó a marcarle la cancha a Alberto reclamándole algunas medidas que luego se llevaron a cabo, como la inclusión de las ART como enfermedad laboral o la prórroga de facilidades financieras a pequeñas empresas, solicitadas por la senadora de su confianza María de los Ángeles Sacnun.

Cafiero pronto podrá cruzarse con la vicepresidenta si cumple con su promesa de brindar el primer informe como jefe de Gabinete en esa Cámara. Se puso a disposición a comienzos de abril, pero en su equipo aclararon que tiene la mayor parte del personal de licencia y no puede responder mil preguntas por escrito, por lo tanto necesita interrogatorios más prudentes.

Si lo consigue, expondrá en una sesión remota la semana que viene, con Cristina en el estrado y los senadores en sus casas, muchos muy interesados en consultarlo por sus flamantes superpoderes. Esos que sólo puede sostener con apoyo de la vicepresidenta.