Los casos confirmados de coronavirus en Chile ya llegan a los 20.643 y se posiciona como el quinto país más afectado de América latina después de Brasil (101.826), Perú (45.928), Ecuador (31.881) y México (23.471). Sólo en un día se reportaron 980 contagios, de los cuales el 11% (104) eran asintomáticos. No obstante, el balance de víctimas fatales sigue siendo bajo en comparación con otros escenarios de la región: 270 muertes desde el inicio de la epidemia, en marzo.
La viceministra de Salud, Paula Daza, atribuyó el alza en las infecciones al aumento de exámenes PCR –hasta ahora se han realizado 214.131 tests según el reporte oficial, 7913 sólo en un día– y advirtió que “en los próximos días probablemente vamos a ver un aumento significativo de los casos sin síntomas debido a la búsqueda activa que se está haciendo para ir a encontrar a esas personas que pueden estar con Covid-19”.
En este contexto, el Gobierno chileno decidió extender la cuarentena a todo Santiago –hasta ahora sólo estaban incluidas algunas comunas de la capital chilena–, teniendo en cuenta que la región metropolitana sigue concentrando la mayoría de las infecciones y muertes. “El llamado a la buena voluntad de los ciudadanos no ha sido suficiente. (…) Tenemos el deber de actuar con mucha más fuerza”, había anticipado el ministro de Salud, Jaime Mañalich, el domingo.
Con el objetivo de limitar los efectos de la pandemia –en el marco de una economía que ya venía golpeada por el estallido social de fines de 2019–, el gobierno de Sebastián Piñera descartó imponer una cuarentena total en todo el país. En cambio, se inclinó por cuarentenas “selectivas y dinámicas”, aunque estableció medidas de distanciamiento social, suspensión de clases, cierre de fronteras y prohibió reuniones masivas.
Recientemente, sin embargo, el gobierno –que ya ha desembolsado cerca de u$s 16.750 millones (6,7% del PBI) para contener la crisis– ha sido cuestionado por su intención de permitir una reapertura paulatina de actividades comerciales para adaptarse a la «nueva normalidad» y evitar un mayor impacto a la economía.
El Banco Central de Chile informó que la actividad económica de marzo cayó un 3,5% impactada principalmente por las medidas adoptadas para contener la propagación del coronavirus. El Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec), que representa alrededor de un 90% del PBI, indicó una suba del 0,8% en el sector minero, mientras el Imacec no minero se desplomó un 4%.
«Las actividades más afectadas fueron los servicios y el comercio. En los servicios, destacaron las caídas de educación, transporte y restaurantes y hoteles», aclaró el banco central en un comunicado.
Analistas destacaron que la magnitud de la caída en la actividad es similar a la provocada por las protestas sociales que comenzaron en octubre del año pasado. Moody’s Analytics estimó que en abril, la contracción de la economía chilena podría aproximarse al 7%, y prevé una caída del PBI de entre el 4% y 4,5% para 2020.
