Rosario Rivera Mansilla es parte de un equipo de especialistas bolivianos que hoy trabaja en la contención del coronavirus. Esta bioquímica le explicó a OH! las características de la pandemia y cómo se espera que Bolivia reaccione frente a sus principales riesgos.
– Todos hablamos en estos días de los virus, pero probablemente pocos recuerdan su definición cabal. Entiendo que hasta en la propia comunidad científica se debate si es un organismo vivo. ¿Cómo entendemos e identificamos a un virus?
– Es un organismo súper sencillo o un pedazo de organismo. No llegan a ser células, pero contienen lo más importante de todo organismo: el material genético. También tienen una envoltura con proteína. Viene a ser la estructura más simple de la naturaleza.
Hasta las bacterias tienen sus propios mecanismos de reproducción. Pero un virus, por sí solo no. No puede multiplicarse, por eso se introduce en una célula y utiliza la maquinaria de ella. Es como un parásito de las células. Cuando logra multiplicarse dentro de las células empieza a causar daño.
– ¿Por qué el virus subsiste en determinadas superficies y ambientes?
– El virus es infectivo mientras mantiene su material genético y sus proteínas en buen estado. Pero hay sustancias que lo eliminan, como algunos hipocloritos y el etanol, así como la luz ultravioleta. Uno de los principales elementos para su subsistencia es la temperatura. La mejor forma de conservar el material genético es a menos 20 grados centígrados en los que puede durar años. A cuatro grados dura meses y así, a mayor temperatura, subsiste por menos tiempo.
– ¿El Covid-19 se clasifica entre los más resistentes?
– El material genético de los virus es de ADN (Ácido Desóxido Ribonucleico), en unos casos, o ARN (Ácido Ribonucléico), en otros casos. Los virus más resistentes son aquellos que tienen doble cadena de ARN, pero el coronavirus tiene una sola cadena de ARN. Es un virus de ARN, valga aclarar, porque algunas publicaciones apuntaron que era de ADN.
– Sabemos que ingresa al organismo humano por la boca, la nariz, las mucosas en sí. Pero ¿en qué circunstancias ese ingreso se hace más probable si hablamos en términos de la concentración del coronavirus?
– Entra en las mucosas y empieza a multiplicarse ingresando en las células del organismo afectado. Cada virus es una partícula. Para que nos enfermemos necesitamos 10 elevado a la seis partículas virales, o sea, un millón. Cuando alguien infectado estornuda, en una de las gotitas promedio, hay 10 elevado a la cinco partículas virales. Se calcula que con 10 gotitas otra persona puede infectarse. Tras el estornudo, estas gotas alcanzan hasta 1,8 metros. Por eso, se dispone una distancia prudencial de dos metros entre persona y persona.
– Cuando el virus ha ingresado en el organismo humano, ¿cómo empieza a atacarlo y, eventualmente, a vencerlo?
– Cuando el organismo detecta la entrada del virus envía a sus defensores, es decir, a las células blancas. Lo fagocitan, es decir, se lo comen y obtienen su material genético y la información de ese agente agresivo. Luego, el organismo puede hacer una memoria inmunológica en función de esa información.
Es similar a cuando un ladrón se acerca a nuestra casa y uno no sabe que es ladrón y le abre la puerta. Luego, cuando nos roba, sabemos que es ladrón. Entonces, la siguiente vez que sucede lo mismo, el vigilante le ve la cara al ladrón, se acuerda y lo ataca. Por eso, la primoinfección, o primera vez que nos infectamos, causa estragos, o sea, la severidad es grave. En una segunda infección la severidad tiende a disminuir.
Así, con el paso del tiempo, nuestros organismos estarán mucho más preparados para defenderse del virus. Por eso, se habla tanto de fortalecer nuestro sistema inmunológico, es para que en esa primera vez el cuerpo pueda enfrentar al virus. Ahorita hay esta catástrofe de muertes y contagios porque nuestro organismo no conocía al Covid-19.
– ¿Por qué el virus está venciendo en muchos casos, por qué está matando?
– El coronavirus tiene un alto nivel de severidad. Entonces, en el primer contacto que se tiene con el virus, si la persona tiene su sistema inmunológico deprimido, se defiende mucho menos que en el caso de una persona sana. Por eso el Covid-19 está matando sobre todo a personas mayores, a quienes tienen enfermedades crónicas y ahora también a niños pequeños.
El virus se va alojando en las células de las vías respiratorias y entonces obtiene la maquinaria celular de la que habíamos hablado. Empieza así a multiplicarse. Surgen la fiebre, la tos seca, incluso diarreas. Entonces, aparecen exposiciones a otros microorganismos llamados microorganismos oportunistas. Son hongos y bacterias que empiezan a atacar el organismo y agravan el cuadro.
– ¿Por qué la ciencia está tardando tanto en frenar la expansión del coronavirus? ¿Cómo actuó en otros casos similares para lograr, digamos, la cura?
– Para ningún virus hay una cura, como tal. Sí se han desarrollado vacunas, como en el caso de la influenza. También, los antivirales que inhiben la replicación de los virus. En casos como la influenza, a nivel global, se la enfrenta en base a vigilancias. Entonces, cuando ingresan personas enfermas a los hospitales se identifica el virus. Se analiza su mutación y se crean nuevas vacunas porque virus como el de la influenza tienen una alta capacidad de mutación. Se mandan pruebas a laboratorios de avanzada como el de Atlanta y ellos realizan estudios completos y los identifican detalladamente.
En este caso del Covid-19, lo hicieron bastante rápido. Aparecieron los primeros casos de neumonía atípica, a inicios de diciembre en Wuhan. Pero rápidamente se convirtió en un brote, es decir, surgieron más casos de esa neumonía atípica en ese lugar. Luego, empezaron a aparecer en Tailandia, Japón, Surcorea y después uno en EEUU. Ya para el 12 de enero, y en tres días, se logró identificar al virus de manera completa.
El 18 de enero ya había 18 fallecidos. Esa transmisión rápida sucedió porque el humano está en contacto con este virus por primera vez. Sin embargo, ya había una alerta para la que nos estábamos preparando en todo el mundo, también en Bolivia.
– ¿Ya se sabía que iba a desatarse una pandemia en este tiempo?
– Sí, desde hace aproximadamente cinco años nos estuvimos preparando para hacer este tipo de protocolos. Hubo cursos, charlas, se fortalecieron laboratorios. También hicimos en Bolivia simulacros de cómo atender casos atípicos. Aquí no se presentaron casos atípicos en ese tiempo, pero en diversas partes del mundo sí. Se consideraba que ya se tenía organizada la forma de contener a los virus.
En 2009 ya se preveía que en 2019 podía desatarse una pandemia porque se han establecido ciclos de aproximadamente 10 años para estos fenómenos. En medio de la aparición de diversos nuevos virus, epidemiológicamente se pronostican riesgos de pandemias. El proyecto PIP (Preparación Para Pandemia de Influenza, por su sigla en inglés) estuvo financiando a nivel global esa preparación. Se hizo las gestiones necesarias para contener pandemias, pero ésta se salió de las manos y en menos de 25 días había 1.300 fallecidos. La mayoría eran mayores de 60 años.
– Dado que el Covid-19 ha tardado en llegar a Bolivia, ¿se facilita el control cuando llegue el pico de la pandemia o qué problemas surgieron?
– Acá en La Paz, el Sedes y el Ministerio de Salud han organizado un equipo liderado por la licenciada María René Castro. Lo formamos un médico salubrista, tres biólogos, un microbiólogo especialista y una bioquímica. Vamos a establecer el algoritmo a nivel nacional para que se pueda brindar atención oportuna a la población. Tenemos experiencia en casos de virus que ya se presentaron antes como el arenavirus, el hantavirus y otros.
Los problemas surgen en la provisión de material necesario para, por ejemplo, las pruebas y en que se pueda organizar adecuadamente su aplicación. Han surgido diversos tipos de pruebas, pero en una explosión masiva sería complicado aplicarlas en el país. Entonces, se debe organizar muy bien la forma de administrarlas, según los tipos de pruebas que hay (más específicas, más veloces, más caras). Así no se sobresaturará los laboratorios de referencia.
– ¿Y cuál es el objetivo central de ese trabajo de contención para Bolivia?
– El objetivo principal es que, dadas las importantes falencias que hay en el sistema de salud boliviano, sepamos contener el avance del virus en etapas tempranas. Hay que lograr un adecuado manejo de los algoritmos de laboratorio y médico. Entre especialistas se coordinaría la contención de la pandemia. El objetivo principal es lograr la capacidad de contener la enfermedad en niveles básicos. La determinación adecuada de los algoritmos ayudará muchísimo a ese objetivo.
– ¿Y qué pasó en Italia para que no puedan alcanzar esa contención si allí tienen más medios y especialistas?
– Cuando decidieron enfrentar al virus corona, ya el número general de casos era superior al número de casos que estaban confirmados. Eso dificultó el rastreo y lanzaron la cuarentena, pero de manera gradual. Por otro lado, como ya habían miles de contagiados, entonces miles necesitaban hospitalización, lo que rebasó el equipamiento y la infraestructura que tenían. Asimismo, el personal de salud denunció que no contaba con equipos de protección personal suficientes ni adecuados. Por último, Italia tiene una población con una media de edad de 45,7 años, es decir, una alta densidad de población de la tercera edad.
En cambio, otros países, como Corea del Sur, Japón o Noruega se prepararon mejor y aplicaron sus algoritmos y pudieron contener la expansión.