El primer debate en el Congreso sobre legalización del aborto, en 2016, tuvo una derivación imprevista: la Iglesia decidió en aquel momento renunciar gradualmente al aporte económico que recibe del Estado. Se trata de una contribución que si bien ronda el diez por ciento del presupuesto anual de las 66 diócesis del país (el año pasado fue de 146 millones de pesos), tiene una gran significación política. La decisión la tomó la Conferencia Episcopal luego de que sectores que propiciaban la ley reclamaran insistentemente la “separación de la Iglesia del Estado”, cuya traducción concreta es el fin de la ayuda estatal.
Ahora que se está a las puertas de un nuevo debate sobre la misma cuestión a partir de un proyecto que en pocos días enviará al parlamento del presidente de la Nación, los obispos informaron este martes que avanzan hacia la definición de mecanismos de recaudación entre sus fieles y todos aquellos que valoren su quehacer que permitan ir prescindiendo de los fondos del fisco.
Fue durante una rueda de prensa en la que presentaron los resultados de una encuesta de la consultora Voices! sobre la imagen de la Iglesia en el país y la disposición a donarle fondos para su sostenimiento.
En la ocasión el presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, y el titular de la comisión para el Sostenimiento de la Acción Evangelizadora de la Iglesia, monseñor Guillermo Caride, no expusieron todos los modos de recaudación a los que se recurrirá por estar en proceso de elaboración.
Pero sí uno ya acordado: habrá una página web para donar a la Iglesia en general, a la diócesis o a la parroquia a la que pertenezca el feligrés o todo aquel que desee hacerlo. A la vez que se puntualizaron pistas de posibles caminos a explorar.
La encuesta que se presentó revela las fortalezas y debilidades de la Iglesia a la hora de salir a procurar fondos. Así como algunos ámbitos y recursos tecnológicos que podrían ser particularmente beneficiosos. Con números parecidos a la encuesta que difundió el CONICET el año pasado, arroja que el 67 % de la población argentina se declara católica, pero solo el 16 % concurre semanalmente al templo, lo que obliga a los obispos a trascender el universo de los habituales parroquianos.
Si bien el 48 % de la población tiene una imagen positiva de la Iglesia, en el 44 % es negativa. En perspectiva histórica, no escapa a la baja de la consideración que vienen sufriendo las instituciones. Además, el 35 % considera que la Iglesia no necesita dinero, entre ellos el 32 % de los católicos; el 44 %, que el principal sostén económico de la Iglesia es el Estado, entre ellos el 27 % de los propios fieles, y el 12 % El Vaticano. Mientras que el 59 % opina que debería sostenerla El Vaticano, aunque el 42 % los propios fieles.
En cambio, Cáritas tiene un 74 % de imagen positiva y los colegios y universidades católicas el 63 %. Esto lleva a los obispos a concluir que sus establecimientos educativos pueden ser un lugar óptimo para obtener donaciones. De hecho, monseñor Ojea dijo que en la diócesis de San Isidro, de la cual es su obispo, se pidieron donaciones en sus escuelas y un 80 % decidió hacerlas.
Además, la mitad de los católicos se mostró abierta al uso de internet con fines religiosos, lo que también creen que constituye una buena posibilidad para difundir su labor y obtener recursos.
Si bien, como se dijo, el aporte del Estado es de apenas del 10 % del presupuesto eclesiástico, ese dinero es significativo para las diócesis más pobres. El grueso de la partida se distribuye entre una asignación mensual al poco más del centenar de obispos titulares, auxiliares y retirados, párrocos de frontera y seminaristas diocesanos. Aunque este martes no se habló del tema, los obispos parecen haber descartado sistemas como los de Alemania, España e Italia, donde el Estado –bajo diversos mecanismos- canaliza el aporte voluntario de los fieles. Lo que implicarían una ley del Congreso.
En diálogo con Clarín, el obispo Caride dijo que el tiempo que insumirá llegar hasta la completa renuncia al aporte del Estado será producto de “un proceso gradual y, a medida que podamos desarrollar los recursos para el sostenimiento de la Iglesia, iremos haciendo efectiva esa renuncia”, dijo.