Poco sorprende que solo el 3,5% de las partidas presupuestarias de la Provincia se destine a obras públicas. Con solo apreciar (o no) la inversión en infraestructura que el Estado local realizó en los últimos años ese porcentaje no resulta llamativo.
Fuentes oficiales confirmaron a El Tribuno que para construcciones se manejan con el 3,5% de los fondos previstos en el prorrogado presupuesto de 2019.
Al revisar las rendiciones que brinda la Oficina Provincial de Presupuesto queda a la vista la significativa merma de recursos que tuvo el área de Obras Públicas desde 2008.
El balance presupuestario de 2007 arroja que se usó el 20% de las previsiones económicas de ese año en el rubro construcciones. Desde allí el porcentaje fue disminuyendo de manera paulatina. En 2008 se ejecutó el 12% en obras sobre el total del presupuesto. En 2012, durante el primer año de la segunda gestión de gobierno de JUAN MANUEL URTUBEY, se destinó el 9% para los trabajos públicos; en 2016 (ya en la tercera gestión del mismo gobernador), el 6,6% y, finalmente, el año pasado concluyó con una paupérrima ejecución del 5,5% del presupuesto en obras.
Otro dato para tener en cuenta es que en 2007 el porcentaje ejecutado de las obras que se tenían planificadas fue del 82%, mientras que en los últimos tres años rondó el 53% de ejecución.
La información, disponible en la web de la Oficina de Presupuesto, da cuenta a dónde fueron a parar los fondos para obras: básicamente a los sueldos de los empleados estatales. En 2007 se destinaba el 34% del total del presupuesto anual en el pago de haberes; en 2019, el 54,5%.
A la vez empeoró la incidencia de los recursos tributarios que dispone la Provincia sobre el gasto en personal. Según datos oficiales, el año pasado el 79% de lo que ingresaba a las arcas estatales se gastaba en sueldos, mientras que hace 13 años ese indicador era del 50%. La planta de empleados permanentes y contratados (y salarios) pasó de 44.564 en 2007 a 72.119 el año pasado.