Sin eufemismos, el presidente Alberto Fernández confirmó que enviará un proyecto de ley al Congreso para legalizar el aborto. “Perdónenme, pero la hipocresía nunca se llevó bien conmigo. Por eso he propuesto mandar una ley que termine con la penalización del aborto y permita la atención de cualquier aborto en un centro público”, sentenció el Presidente, antes de arrancarle el aplauso más sonoro de la tarde al auditorio repleto del Instituto de Estudios Políticos de París Sciences Po; uno de los más prestigiosos del mundo.
Quinientos estudiantes, en su mayoría latinoamericanos, entre los que habían una veintena de argentinos, celebraron ruidosamente el anuncio presidencial. El jefe de Estado terminó así con las especulaciones sobre cuál sería el alcance del proyecto de ley que anunciará frente a la Asamblea Legislativa el 1 de marzo.
Horas después, desde el entorno presidencial explicitaron -ante la insistencia de Clarín- que la iniciativa no se limitará a despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo. Fernández quiere que el Ejecutivo envíe un proyecto propio, en el que ya trabajan de manera transversal al menos tres ministerios: el de Salud; el de las Mujeres, Géneros y Diversidad y el de Desarrollo Social.
Cerca del Presidente afirmaron que al inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso, el jefe de Estado anunciará el envío de un proyecto de ley paralelo al de la legalización del aborto para garantizar los nutrientes de las mujeres embarazadas y de sus hijos durante los primeros mil días de vida del niño. “El Estado tiene que detectar cada embarazo y la idea es que ninguna mujer sienta que tiene que abortar por su situación económica”, explicaron en la delegación.
La ley que garantizaría los nutrientes de los neonatos no incluirá partidas de dinero extra para las madres y embarazadas. Las mujeres desocupadas y las trabajadoras informales con ingresos iguales o inferiores al salario mínimo, entre otras, ya tienen acceso a la Asignación Universal por Hijo (AUH).
El Presidente conversó al respecto con Emmanuel Macron durante la reunión de trabajo en el Elíseo. En Francia ya existe una iniciativa similar.
“El problema es que en Argentina todo aborto es clandestino. Yo no vivo en paz con mi consciencia sabiendo que una mujer tal vez necesita practicarse una aborto, no tiene las condiciones económicas necesarias para pagar ese aborto y termina en manos de un curandero, que la termina lastimando y a veces matando”, sostuvo Fernández en el Sciences Po, antes de anunciar que enviaría un proyecto al Congreso.
Desde el palco, un grupo de argentinos, en especial, una joven con el pañuelo verde de la campaña nacional por la legalización del aborto lo vivaba. Al culminar el acto, el Presidente se llevó la mano al corazón, la señaló y le sonrío.
En el penúltimo día de la gira europea, la discusión por la legalización del aborto volvió a colarse en la agenda presidencial. Antes de la visita de Fernández al Papa había trascendido un presunto malestar de la Iglesia por la posición pública del Presidente al respecto. El Presidente, en su llegada a Roma dijo que había otros temas importante de que hablar. El canciller Felipe Solá, en tanto, sostuvo que no había temas prohibidos.
Luego de su encuentro con Francisco, en conferencia de prensa, el jefe de Estado negó que el tema se hubiese tratado durante su visita al Vaticano, tanto con el Papa como con la reunión posterior que mantuvo con el secretario de Estado y virtual primer ministro Pietro Parolin. Tras los dichos del Presidente, la Santa Sede emitió un comunicado en el que explicitaba que el tema sí se había mencionado. “Se examinó la situación del país, con especial referencia a algunos problemas como la crisis económico-financiera, la lucha contra la pobreza, la corrupción y el narcotráfico, la promoción social y la protección de la vida desde su concepción», afirmaba el texto.
Según confiaron en la delegación que le sigue los pasos al Presidente durante la gira, Fernández le escribió a Francisco y, minutos después, el Vaticano publicó una aclaración en la que señalaba que explicitarían en cuál de las dos reuniones se había tratado el tema.
Más tarde, el Presidente reconoció que el secretario de Estado del Vaticano le había recordado la posición de la Iglesia sobre el inicio de la vida desde la concepción. Según precisaron en la comitiva presidencial, el mandatario no se quedó callado ante el comentario del cardenal y le recordó que esa no era la posición de San Agustín ni de Santo Tomás Moro.
El anuncio del Presidente -motivado por una pregunta del moderador- se produjo horas después de las palabras de Francisco sobre la deuda durante el seminario de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, donde coincidieron el ministro de Economía argentino Martín Guzmán, el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Beliz y Kristalina Georgieva. “No se puede pretender que se pague con sacrificios insoportables”, señaló el pontífice. En la capital francesa, a 1400 kilómetros de distancia del Vaticano, las palabras de Francisco fueron interpretadas como un apoyo contundente a la negociación argentina con el organismo de crédito multilateral.
Durante la charla con estudiantes, el Presidente comparó la discusión por el aborto en la Argentina con otro tema que divide a la Iglesia y que, hasta su sanción en 1987, generó discusiones acaloradas en la Argentina: el divorcio. “Fue un debate insufrible (…) ¿Por qué discutimos durante 20 años esto? Con el aborto pasa algo parecido. Hay quien siente que legalizar el aborto lo vuelve obligatorio. Es un tema que debemos resolver desde el mundo de la salud pública”, argumentó Fernández.