Hace tres años se creó un expediente dentro del Ministerio Público Fiscal que lleva el nombre de Jimena Salas, su nombre se volvió conocido en toda la provincia y tristemente forma parte de las estadísticas de mujeres víctimas de muertes violentas. El 27 de enero de 2017 fue encontrada sin vida en el comedor de su casa, tenía más de 40 puñaladas y sus dos pequeñas hijas estaban encerradas en el baño. Sin avances concretos en la investigación, en los últimos meses, imputaron a su marido Nicolás Cajal como partícipe necesario.
Según información exclusiva a la que accedió InformateSalta, el último mensaje de Whatsapp que Jimena le envió a su marido decía:
“Gracias por mimarme tanto… te amo”.
Ese día ambos salieron de su casa en el barrio San Nicolás, en Vaqueros a las 8:30, dejando a sus hijas con la niñera que habían contratado a través de una empresa privada.
El objetivo era llevarla al natatorio Croll donde hacía dos días había iniciado clases de natación, uno de los objetivos que se había propuesto para ese año. Luego Cajal siguió hasta la playa de estacionamiento donde guardaba su auto para dirigirse a la casa de electrodomésticos Garbarino donde se desempeña como gerente.
Ingreso a la ex vivienda de Jimena Salas con Nicolás Cajal
Parecía ser un día normal, a las 11:02 Jimena lo llamó para contarle que ya había vuelto a casa pero no podía entrar porque la niñera no le abría, al cabo de unos minutos logró entrar a la propiedad. Llamó la atención la cantidad de veces que hablaron durante el día por temas casuales, uno de ellos fue por un regalo que le había comprado lo que motivó mensajes cariñosos. La última comunicación se dio a las 11:34.
Según la investigación Cajal intentó comunicarse muchas veces pero sin éxito y finalmente llegó a su casa cerca de las 13:30, tras estacionar el auto vio algo que lo preocupó, la llave de Jimena sobre el portón de ingreso y este abierto algo que no era común más cuando ambos cuidaban mucho la seguridad.
La peor noticia
Cuando entró a la casa con el regalo que le había comprado y una bolsa con fruta fresca encontró su cuerpo sobre el comedor, estaba boca abajo con los pies hacia la puerta. Se acercó y vio un gran charco de sangre debajo de su cabeza, se fijó si tenía signos vitales pero ya estaba sin vida.
En ese momento Cajal corrió por toda la casa buscando a sus mellizas de tres años, fue hasta el patio pasando por la cocina y llamó al 911 pidiendo ayuda. Entró de nuevo y fue hacia el baño, allí estaban sus hijas, encerradas. Las sacó y llevó a la habitación, una quedó en la cuna y la otra se metió bajo la cama.
Desde ese momento decenas de policías llegaron a la casa, inclusive el primer fiscal que intervino por la feria judicial, Pablo Rivero, fue hasta la vivienda por la gravedad del caso. La investigación desde ese momento no dio certezas, hoy Nicolás Cajal está imputado como partícipe necesario, Sergio Vargas como coautor, y el segundo fiscal que investigó, Pablo Paz sumariado.