
Por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Japón aprobó un presupuesto de defensa que le permitirá adquirir dos portaaviones. Además, se dotará de 147 nuevos aviones de combate y toda una panoplia de parafernalia bélica de última generación.
Las pautas del Programa de Defensa Nacional diseñadas por el gobierno de Shinzo Abe asumen un gasto de 242.000 millones de dólares en el próximo quinquenio, en su mayoría, destinados a la adquisición de modernos cazas F35 de Estados Unidos, 42 de los cuales serán de un tipo que les permite despegar de forma vertical.
El proyecto que ha preparado Abe incluirá la compra de dos sistemas de radares antimisiles Aegis, el despliegue de proyectiles balísticos Standoff (capaces de alcanzar objetivos a 900 kilómetros de distancia) y la creación de una nueva unidad que asuma las funciones de ciberseguridad.
Japón justifica estas decisiones, principalmente, por la "profunda preocupación" por las actividades militares de Pekín en el Mar de China Oriental.
"Reconocemos la importancia de la competencia estratégica con China y Rusia, ya que desafían el orden regional", dice el texto oficial donde se explican estas medidas.
"El gobierno considera que este presupuesto podrá permitir a medio plazo el fortalecimiento de la defensa para responder al entorno de seguridad que rodea Japón", agregó el vocero del ejecutivo, Yoshihide Suga.
Desde China alegaron que "lo que está haciendo Japón no es propicio para mejorar y desarrollar las relaciones (…) ni para el panorama más amplio de la paz y la estabilidad regional".