
En un nuevo ataque de fiebre en el drama del Brexit, los diputados rebeldes del Partido Conservador anunciaron por la mañana que habían logrado reunir las 48 cartas necesarias para retar el liderazgo de May.
Doce horas más tarde, perdían el voto por una considerable desventaja: 200 votaron a favor de la jefa de gobierno y 117 en contra.
May sigue así en el cargo, aunque quedó patente que ha perdido la confianza de más de un tercio de sus tropas.