El equipo de esa institución recorrió desde Villa Montes hasta Pozo Hondo (187 kilómetros), las comunidades de La Victoria y Esmeralda, esta última es donde se tienen los bañados, de donde migran los peces hacia el lado boliviano en tiempo de pesca.
La actividad pesquera, solo en el municipio de Villa Montes, genera alrededor de 30 millones de bolivianos, principalmente por la comercialización del sábalo. Eso la convierte en la segunda economía más fuerte de esa jurisdicción. Según datos de la Subgobernación de esa localidad.
Sin embargo, esa actividad se vio amenazada por varios factores que aquejan al Pilcomayo, entre ellos, la sedimentación, desviación del río en países vecinos y la contaminación.
En la década de los 80 se pescaba entre 2.000 y 2.500 toneladas de sábalos al año. Después de las primeras señales de alerta, la pesca en la actualidad se redujo a unas 500 toneladas al año, según datos del director del Centro de Estudios Regionales de Tarija (Cerdet), Guido Cortez.
Los que dependen principalmente de esa actividad son los weenhayek, que este año calificaron como un año crítico por la baja cantidad de pesca obtenida. Es así que la Subgobernación de Villa Montes también pensó en generar nuevos programas, para que los indígenas no dependan de lo que pasa en el río Pilcomayo.