Modelo 2018, el aparato identificado como JT 610 había empezado a operar con la compañía de bajo costo recién en agosto último. Y acumulaba 800 horas de vuelo, una cantidad escasa en aviación.
De hecho, la empresa en su parte oficial remarca que el capitán del avión siniestrado, Bhavye Suneja, tenía apenas 31 años pero acreditaba 6.000 horas de vuelo y el copiloto, Harvino, superaba las 5.000. Ya el domingo, es decir el día anterior a la catástrofe, la aeronave había experimentado "problemas técnicos". Lo reconoció el presidente de Lion Air, Edward Sirait, en rueda de prensa este lunes por la mañana.
Ese incidente ocurrió en la isla de Bali y pudo volar de regreso a Yakarta, la capital indonesia. Ahí los técnicos "recibieron un aviso y efectuaron una reparación antes de que partiera hacia Pangkal Pinai", detalló Sirait.
El despegue final sucedió el lunes a las 6:21 y poco después el piloto se comunicó para reportar "problemas técnicos". Pidió permiso para retornar al aeropuerto y le dieron el OK. Pero la aeronave desapareció de los radares y cayó al mar de Java. Viajaban 181 pasajeros, los 2 comandantes y 6 azafatas. La Agencia Nacional para la Gestión de Catástrofes sostuvo que por las características del siniestro "probablemente" están todos muertos.
En el lugar donde se estrelló, que tiene unos 35 metros de profundidad, había una gran mancha de combustible donde flotaban restos del fuselaje, chalecos salvavidas, documentos, ropa.
El gobierno reportó que entre las víctimas figuran un italiano, un indio y varios funcionarios del Ministerio de Finanzas, que durante el fin de semana estuvieron en la capital.
"Encontramos restos humanos que ya no estaban intactos", declaró Bambang Suryo Aji, director operativo de los servicios de rescate indonesios.
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