En medio de la discusión por el Presupuesto 2019, y ante los pedidos de la oposición para que el Ejecutivo rehaga el proyecto, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, descartó esa posibilidad: “Ratificamos el presupuesto enviado. Tiene coherencia y los valores correctos para encarar el camino hacia el equilibrio fiscal”, aseguró.
Tras cancelar el informe de gestión de septiembre por los cambios en el Gabinete, Marcos Peña volvió a Diputados en medio de la discusión por el Presupuesto 2019 y a una semana del nuevo acuerdo con el FMI. Sin embargo, el funcionario sorprendió con una exposición inicial de 15 minutos en la que sólo habló de seguridad y narcotráfico.
La bancada del FpV recibió al funcionario con carteles que piden “rehacer” el Presupuesto. Una solicitud que va en línea con el pedido que presentaron los legisladores del peronismo federal y el Frente Renovador ante la comisión de Presupuesto y Hacienda.
El ex ministro de Economía, Axel Kicillof, fue el primero en apuntar contra Peña: "El modelo ya fracasó y lo reconocieron de varias maneras: cambiando los ministros de Economía, los presidentes del Banco Central", apuntó y se refirió al dólar: “Hablan de una caída del producto pero un dólar a $ 40 para todo el año y usted respondió en la pregunta 1273 que a diciembre del año que viene el dólar va a estar a $50. Entonces ¿cuál es la verdad?".
En esa línea, insistió con que el Ejecutivo reelabore el Presupuesto. “Este Presupuesto nació muerto. Todavía no lo aprobamos y ya es mentira. Por eso les pedimos que hagan un nuevo proyecto. El que manda en la Argentina es el pueblo, no el FMI”.
Al momento de responder –y a diferencia de otras de sus intervenciones- Peña evitó generar cruces e hizo caso omiso a las chicanas. En una respuesta corta, se limitó a defender el proyecto de presupuesto elaborado por el Ejecutivo. “Ratificamos el presupuesto enviado. Tiene coherencia y los valores correctos para encarar el camino hacia el equilibrio fiscal que nos va a permitir reducir a vulnerabilidad hacia el financiamiento externo, que se planteó en estos tres años como una preocupación”, dijo el jefe de Gabinete”, aseguró.
Acto seguido, enumeró los puntos que considera positivos. "El gasto social representa el 77 % del gasto primario, mientras en 2015 era del 65%. Es necesario y valioso porque cuida a sectores vulnerables", apuntó Peña, y envió un mensaje a los gobernadores peronistas: "Con este presupuesto se va a lograr una transferencia automática a las provincias del 47% mientras que en 2015 era sólo del 41%".
En ese sentido, el hombre fuerte del Gobierno sostuvo: "Creemos que el trabajo de consenso logrado con los gobernadores, que se materializa en la adenda al pacto fiscal, fue un ejercicio muy positivo para entender desde la responsabilidad la búsqueda de un mayor federalismo fiscal".
También defendió la política cambiaria. "Estamos seguros del régimen de tipo de cambio flotante. Es lo que nos permite absorber estos shocks, cuidando en la mayor medida posible el empleo", declaró.
Sobre la respuesta oficial que incluye un pronóstico de un dólar a $50 para fines del año, respondió: “Ese es un pronóstico del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), no del Gobierno ni del Banco Central. De hecho el Central no hace pronósticos cuando hay tipo de cambio flotante”.
Apenas terminó, empezaron los gritos. "No respondió las preguntas", le gritaron desde el FpV. Minutos después casi toda la bancada -menos el jefe de bloque Agustín Rossi, Daniel Filmus, y algunos más- abandonó la sala. Desde el bloque negaron el desplante y aseguraron que salieron a almorzar.
Por otra parte, Peña afirmó que “a pesar de la caída proyectada para la deuda expresada en dólares en 2018, medida en porcentaje del PBI proyectamos un incremento de 29,9 puntos (de 57,1% a 87,0% del PBI)". La cifra exacta es 87% del PBI.