Como cada año en esta época, la provincia de Salta volvió a movilizarse este fin de semana con motivo de la celebración del Señor y Virgen del Milagro, una advocación que reúne a cientos de miles de fieles que confluyen en la catedral de la capital salteña generando una majestuosa y sobrecogedora muestra de fe.
Una exhibición que no solo se registra en las misas que cada hora se realizan durante la celebración, sino sobre todo con la participación de peregrinos que durante días caminan desde los puntos más remotos como muestra de fe y devoción. Y cuando hablamos de caminar, cualquier referencia no resulta exagerada, pues allí está uno de los detalles salientes de esta explosión de fe. Los peregrinos llegan a caminar en algunos casos más de 500 kilómetros. La travesía les lleva en esos casos 13 días, y en el transcurso atraviesan todas las estaciones: frío, calor, nieve, lluvia...
Todo está muy organizado: los peregrinos conocen el camino y donde se detendrán a descansar, donde pasarán cada noche, que nunca será a la intemperie. En el camino encontrarán puestos de asistencia que en algunos casos son oficiales, pero en muchos otros corresponden a un pueblo solidario que acompaña de la mejor manera posible a sus peregrinos. “Se de un vecino que preparó 6.000 milanesas este año, para los que caminan; y otro tenía listos 3.800 chorizos”, detalló un salteño que desde hace años cumple el rol de “campanero”, unos personajes que merecen una descripción especial, y que en su caso describió esta devoción así: “Cada uno viene con un propósito, un agradecimiento. Este año muchos pidieron por el país”.
La tradición viene desde el año 1692, cuando un terremoto causó estragos en la región. Los temblores seguían y un sacerdote se encontró con la virgen caída, pero intacta, y escuchó una voz que le decía: “Saquen a mi hijo y los temblores cesarán”. Eso hicieron: el Cristo fue sacado de la Iglesia en procesión, y los temblores cesaron. Eso que interpretaron como una intervención divina fue el inicio de la devoción por el Señor y la Virgen del Milagro, y cada 15 de septiembre desde entonces ambas imágenes son sacadas a la calle y llevadas por miles de fieles en procesión. Es una de las festividades santas más conmovedoras y convocantes del país.
Para la provincia, la Fiesta del Señor y la Virgen del Milagro es todo un suceso. El año pasado, la celebración congregó a 800 mil fieles; este año esa cifra fue superada, estimándose la presencia de 850 mil devotos, detalló en diálogo con este diario el secretario de Turismo de la provincia, Estanislao Villanueva. El impacto económico de la celebración no es menor: en 2017 fue estimado en $205.816.314.
Así como cientos de miles de personas se movilizan para esta fiesta, la ciudad de Salta también lo hace. Se calcula que un millar de personas trabajan durante meses en los preparativos de la fiesta. Por ejemplo en el armado de los arreglos florales que adornan las imágenes del Cristo y la Virgen que fueron sacados una vez más este fin de semana en procesión. Las coronas que adornan los pies del Cristo y la Virgen están conformadas por claveles que aporta el propio pueblo.
El armado de los arreglos florales demanda varios días, en cuyo transcurso las familias que trabajan en ello -es una tradición que se hereda- va refiriendo sus intenciones al enhebrar con un alambre cada flor. Cada vuelta de alambre es un deseo pedido. La corona roja lleva 10.000 claveles; la blanca 8.000.
La emoción llegó a su punto culminante este fin de semana con la salida de las imágenes de la catedral de la capital salteña, procesión de la que participó también el gobernador Juan Manuel Urtubey y su esposa, Isabel Macedo. Al regreso a la catedral, las imágenes fueron bendecidas por miles de pétalos y el saludo de los pañuelos del pueblo salteño. La Virgen y el Señor del Milagro volvieron a su morada. Hasta que el próximo año se reanude esa maravillosa demostración de fe.