"La infraestructura provincial sigue pegando muy duro y castiga fuerte el
esfuerzo", y las importaciones "siguen creciendo y terminan impactando
negativamente en el mercado, por factores comerciales y sanitarios",
indicaron desde Capper en un comunicado de cierre de año.
La organización afirmó que "para el sector porcino de Entre Ríos, 2017 se perfilaba para ser un año positivo o mejor que 2016" pero hubo "puntos a favor y otros en contra que confluyen en un escenario de permanentes
dificultades y desafíos".
"La importación genera distorsiones significativas, perjudicando a toda la cadena, además de que son cortes hechos con herramientas productivas
diferenciales como la ractopamina, que aquí está prohibida", agregó.
La Capper señaló además que "la suba de Ingresos Brutos, el impuesto más distorsivo, del 50 por ciento es fulminante".
Este "fue un año con altibajos", consideró la cámara y apuntó a "problemas estructurales vinculados con la incapacidad de los gobiernos en materia infraestructura y voracidad fiscal que se traduce en pérdida de competitividad".
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