Además de expulsar a representantes diplomáticos, sus vecinos anunciaron el cierre de fronteras terrestres, marítimas y aéreas, dándoles a los ciudadanos qataríes nada más dos semanas para regresar a su país de origen.
El cierre de la frontera con Arabia Saudita es particularmente preocupante para el país, pues es un paso clave para muchas de sus importaciones, especialmente las de comida.
Pero la situación también tiene un timbre familiar: los mismos países también retiraron a sus diplomáticos de Doha en 2014, en medio de acusaciones bastante similares.
Para Edgard Jallad, editor del canal de televisión en lengua árabe de la BBC, la misma también tiene que entenderse en el contexto de las profundas rivalidades que históricamente han marcado la relación de Qatar con el más poderoso de sus vecinos: Arabia Saudita.
"Arabia Saudita es mucho más grande y poderosa que Qatar, y a los sauditas siempre les ha molestado la independencia de los qataríes", explica Jallad.
"Por ejemplo, Qatar tiene buenas relaciones con Irán e Israel, y también les ha dado refugio a los Hermanos Musulmanes, que son viejos rivales de los gobernantes sauditas", dice.
Y como recuerda David Roberts, un experto en el Golfo Pérsico de la universidad King's College de Londres, la tensión entre Qatar y sus vecinos empezó a escalar nuevamente a finales de mayo cuando la agencia estatal de noticias publicó unas supuestas declaraciones del emir qatarí recalcando esas diferencias.
¿Lapsus lingue?
Según una versión posteriormente desmentida por el gobierno qatarí, el jeque Tamin bin Hamad al-Thani ofreció un discurso criticando a EE.UU., ofreciendo apoyo a Irán, reafirmando el apoyo de Qatar a Hamas y la Hermandad Musulmana y calificando de "buenas" las relaciones de su país con Israel.
La agencia también informó que el país iba a retirar a sus embajadores en Araba Saudita, Bahréin, Egipto y Emiratos Árabes Unidos después de haber descubierto una "conspiración" en su contra.
Ambas versiones fueron furiosamente desmentidas después por las autoridades qataríes, que dijeron que la agencia había sido hackeada.
"Y el problema de fondo es que esos comentarios simplemente decían en voz alta lo que muchos siempre han visto como las verdaderas políticas de Qatar", apunta el experto.
Demasiado independiente
Según Richards, el pequeño país lleva rato tratando de hacerse con un nicho propio para él y sus política, a menudo rechazando el consenso del Consejo de Cooperación del Golfo, que aglutina a los países árabes del Golfo Pérsico con la excepción de Irak.
Y sus acercamientos a Irán e Israel son un buen ejemplo.
Pero ya durante la denominada "primavera árabe" las autoridades de Doha también optaron por apoyar a grupos políticos muy diferentes de los que apoyaban el resto de sus vecinos, en su mayoría grupos islamistas.
Para Richards, el apoyo de Qatar a grupos islamistas es tanto un resultado de la personalización de la política qatarí como un cálculo consciente.
Aunque el desparpajo qatarí no sólo ha tensado las relaciones con Arabia Saudita.
Efectivamente, desde hace algunos años el país del Golfo Pérsico también ha mantenido una relación bastante tensa con EE.UU., país que sin embargo tiene una importante base militar en tierras qataríes.
"A nivel militar, los dos países generalmente tienen buena cooperación. Pero a EE.UU. siempre le ha molestado lo que considera una cobertura tendenciosa de los asuntos de Medio Oriente por parte de la estatal Al Jazeera", dice Richards.
Y, según el analista, Washington tampoco ve con buenos ojos el aparente apoyo de Qatar a numerosos grupos islamistas en la región y la debilidad de sus leyes en contra del financiamiento de terroristas.
Acusaciones similares también se han hecho en contra de Arabia Saudita.