De acuerdo con los datos ofrecidos por la secretaría de Desarrollo Agropecuario de la Gobernación, a la fecha hay 34 municipios que se declararon en estado de emergencia y es necesario atender las necesidades que requieren las familias que fueron afectadas con los fenómenos climáticos.
Pero, a la vez, hay otros cinco municipios que se declararon en zona de desastre porque fueron afectados duramente por el frío y la ausencia de precipitaciones pluviales.
Los alcaldes de Tahua, Llica, Cotagaita, Colquechaca y San Pablo de Lípez emitieron esa declaratoria porque fueron los municipios más afectados por las inclemencias del tiempo.
Los datos reflejan que en el Departamento de Potosí existen 535 comunidades damnificadas por los dos eventos climáticos que se presentaron y que causaron pérdidas económicas en el sector agrícola.
No obstante, ahora, el fantasma de la inseguridad alimentaria está latente porque hay un déficit en el rendimiento productivo que se fue agravando con la llegada de los vientos fuertes y la caída de nieve en varios municipios del territorio potosino.
El responsable de la Dirección de Gestión de Riesgos (DGR), dependiente de la Gobernación, Fernando Elías, dijo a la red Erbol que si bien no está en riesgo la seguridad alimentaria, hay un déficit en el rendimiento productivo que se fue agravado por los vientos y heladas.
Pero también la sequía fue otro factor negativo para el sector agrícola debido a que entre enero, febrero, marzo y abril hubo ausencia de lluvias el Departamento.
Elías explicó que estos fenómenos producen una sequía agrícola por el bajo rendimiento, otra hidrológica por la escasez de agua y una tercera, la sequía socioeconómica que afecta a las familias de manera directa porque incide en la economía del productor.
El 24 de mayo, el gobernador Juan Carlos Cejas emitió el Decreto Departamental 157/2017, que declara a Potosí en situación de emergencia para destinar cinco millones de Bolivianos para mitigar las consecuencias del cambio climático que viene desde octubre del año pasado.
Las bajas temperaturas también obligaron a ampliar la tolerancia de ingreso de alumnos a las unidades educativas.