Mide cada una de sus palabras a la hora de responder los interrogantes. La banda de supuestos “narcos” que se investiga en Tucumán parece ser más grande de lo que se imaginaba. “Las derivaciones son insospechadas; por eso seguimos indagando, buscando pruebas porque no se llegó al final”, comenta el fiscal Pablo Camuña. Y muchas de las dudas que se generan tienen que ver con las vinculaciones de los tucumanos que fueron acusados de traficar cocaína y marihuana en gran escala a distintas provincias.
Día a día van surgiendo novedades en el caso. El 14 de septiembre, Walter y Ricardo García fueron detenidos en Chaco por Gendarmería Nacional trasladando más de 100 kilos de marihuana. Ese hallazgo aceleró los tiempos. “Estábamos investigando el caso desde hace un año. Teníamos pistas de que operaban en esta provincia, Córdoba y Rosario”, confirmó Camuña. El lunes realizaron nuevos allanamientos y allí detuvieron a Julio César Trayán (ex empleado del legislador oficialista Santiago “Cacho” Cano) y a Daniel García, hermano de los dos primeros arrestados. Los investigadores de Drogas Peligrosas de la Policía Federal, al mando de los comisarios Jorge Luján y Rubén Hernández, que en los primeros tiempos de la pesquisa tenían fuertes indicios que no se concretaban en los allanamientos, comenzaron esta semana a confirmar los datos obtenidos en las escuchas telefónicas.
Negocio sin registrar
Con autorización del juez federal Fernando Poviña realizaron al menos ocho medidas en Buenos Aires. En la localidad de José C. Paz los uniformados ubicaron el lugar donde adquirían los precursores químicos para procesar la pasta base que adquirían en Bolivia y en Paraguay. En total, según confirmó Camuña, incautaron 3.240 litros de ácido clorhídrico, 30 kilogramos de soda cáustica, más de 600 litros de ácido sulfúrico y otras sustancias que aún deben ser analizadas por los especialistas.
El material secuestrado de un negocio -que ni siquiera estaba registrado como comercio de ventas de productos químicos- era cuantioso. Los casi 4.000 litros representan el 10% del total secuestrado el año pasado a nivel nacional.
Además, esa cantidad de precursores químicos permitiría procesar, según los cálculos realizados por los especialistas, unos 4.000 kilos de cocaína. En zonas de frontera, esa cantidad de “merca” tendría un valor aproximado de 24 millones de dólares, ya que el kilo asciende a unos U$S 6.000. Ese costo se incrementa a medida que se aleja de los límites del norte del país.