Después de tres días de largos e intensos debates, la cámara de Diputados de Brasil aprobó ayer el proceso de juicio político contra la presidente Dilma Rousseff.
Con un total de 342 votos a favor y 135 en contra, ahora el proceso de impeachment pasará a la cámara de Senadores.
Si el Senado ratifica esa decisión a principios de mayo, Rousseff será sometida a un juicio político que implica su separación transitoria del cargo.
En ese caso, la sustituiría su vicepresidente Michel Temer, quien podría gobernar hasta fines de 2018, cuando finaliza el mandato, si los propios senadores declaran a la jefe de Estado culpable en un plazo de 180 días.
La presidente es acusada de ocultar la situación real financiera del país, lo que en palabras del abogado brasileño Miguel Reale Jr. -quien junto a los letrados Hélio Bicudo y Janaina Paschoa iniciaron el proceso de impeachment-, constituye un "crimen de responsabilidad".
La lucha política que paraliza a la principal economía latinoamericana tendrá otro epicentro en las calles de las principales ciudades del país, donde ambos bandos preparan concentraciones masivas, con pantallas gigantes, para asistir en directo a una ceremonia de rituales meticulosos.
Este sábado, durante la segunda jornada de debates, y a pocas horas de la votación final en Diputados, Rousseff acusó a los impulsores de su proceso de destitución en el Congreso de querer llegar al poder para sustraerse a las acusaciones de corrupción que pesan sobre ellos mismos.
"Quieren condenar a una inocente y salvan a corruptos", afirmó.
"¿Será que quienes lideran el golpe permitirán que el combate a la corrupción continúe? ¿Cuál es su legitimidad?", se preguntó Rousseff, que en los últimos días acusó a su vicepresidente, Michel Temer, y al jefe de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, de ser "el jefe y el subjefe" de una conspiración en su contra.
"Vivimos días decisivos para la joven democracia brasileña. (...) Vivimos sobre una amenaza de golpe de Estado. Un golpe sin armas, pero que usa artificios más destructivos como el fraude y la mentira, en una tentativa de destruir un gobierno legítimamente electo", subrayó la jefa de Estado.
El Partido de los Trabajadores acusó
de "golpista" a la oposición
El líder de la bancada oficialista en la Cámara de Diputados de Brasil, José Guimaraes, admitió la victoria de los partidarios del impeachment de la presidenta Dilma Rousseff en la votación de este domingo.
"Los golpistas vencieron aquí en la Cámara", pero "esta derrota provisoria no significa que terminó la guerra", dijo a periodistas Guimaraes, cuando los partidarios del impeachment llevaban una ventaja de más de 200 votos.
"En un momento como este tenemos que tener tranquilidad, humildad, hablar con el país. La lucha continua en las calles y en el Senado", agregó Guimaraes, vicepresidente del Partido de los Trabajadores (PT).
La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, y su antecesor, Luiz Inacio Lula da Silva, siguieron juntos la votación en la cámara de Diputados contra la jefe de Estado, en la biblioteca del Palacio presidencial.