Las imágenes de productores de Río Negro protestando a la vera de la ruta, con sus manzanas y peras rodando por la cinta asfáltica, pudriéndose bajo el sol, han tenido un impacto difícil de olvidar.
En el peor momento de la crisis, a mediados del año pasado, el diagnóstico era lapidario: con un dólar a $9, la supervivencia del sector frutihortícola estaba en terapia intensiva.
Pasó un año, asumió otro Gobierno, el dólar se liberó, se eliminaron las retenciones a las exportaciones y aun así los productores se siguen quejando.
Para quienes no conocen los detalles de este sector, puede sonar extraño que un billete verde a $14 resulte un estímulo insuficiente para exportar, pero lo cierto es que los cultivadores del Alto Valle de Río Negro y Neuquén lo consideran apenas un primer paso para mejorar su situación.
De hecho, han venido esperando que el Gobierno anuncie una serie de medidas peticionadas hace unas semanas para que algunas de las economías regionales salgan del difícil trance que atraviesan y den muestras de recuperación.
Necesitan volver a ser competitivas y, para ello, deben articularse varias decisiones en simultáneo.
¿Qué es lo que reclaman los productores? la lista incluye, además de un tipo de cambio competitivo:
- Financiamiento a tasas subsidiadas para enfrentar la cosecha 2016
- Reducción del 50% de los aportes patronales, tal como ocurrió con la crisis 2001/2002.
- Moderación en la próxima discusión salarial y acompañamiento ante un sindicato “fuerte”.
- Un reintegro de IVA por exportaciones más acelerado.
- Un Estado que mejore la infraestructura, para así reducir costos de logística.
Estos son algunos de los reclamos realizados por la Federación de Productores de Río Negro y Neuquén, la entidad que nuclea a todas las cámaras que abordan la actividad en la zona.
La situación del Alto Valle es crítica y hay una fuerte necesidad de revertir rápidamente el actual contexto, luego de un 2015 en el que las postales mostraron a productores tirando decenas de miles de kilos de fruta a las rutas y 200 millones de kilos de peras y manzanas pudriéndose en los árboles.
También solicitan que se les otorguen a las empresas subsidios para la mano de obra con el objetivo de que esas frutas no queden en las plantaciones, con las consiguientes pérdidas que esto conlleva.
Esto, a su vez, favorecerá la sanidad de los frutales, una condición sine qua non para que se destraben los envíos a Brasil, que fuera en otros años el principal mercado de exportación de las peras y manzanas argentinas.
Con este escenario de fondo, el ministro de Agricultura, Ricardo Buryaile, debe abordar las reuniones con los productores del Alto Valle y de todo el complejo frutícola de la zona, que estarán acompañados por los gobernadores de Río Negro, Alberto Weretilnek, y de Neuquén, Omar Gutiérrez.
Dólar a $14, sólo un paso
“El hecho de que el dólar haya subido a $14 es importante, pero no alcanza si es la única medida. Si bien tuvo un alza de casi el 50% no hay dejar de lado cuánto han subido los costos en estos últimos dos años”, afirma a iProfesional Rubén Mignani, secretario general de la Federación de Productores de Río Negro y Neuquén.
Sostiene que el alza registrada en el billete verde resulta insuficiente ya que se venía de un fuerte atraso cambiario y que el país aún transita un fuerte proceso inflacionario que no ha dado signos de desaceleración.
Además, recuerda que los insumos para la producción están en dólares y con esta medida no se han superado los otros inconvenientes.
Por ahora “sólo tenemos promesas e iremos viendo qué pasa en las reuniones que vamos teniendo con el Gobierno”, completa.
Mignani admite que la devaluación favoreció a la actividad y que el valor que posee hoy día la divisa “es de equilibrio”.
No obstante, hace referencia a un par de cuestiones que opacan la mejora en el tipo de cambio.
Una de ellas es el contexto externo. En este sentido, el directivo señala que “la mayor parte de la producción de frutas se exporta y el mercado internacional está cada vez más disputado”.
La competitividad externa es clave para este sector y todo lo que contribuya a una mejora es bienvenido, como por ejemplo el haberle puesto punto final a los derechos de exportación.
Sin embargo, Mariano Saritzu, economista del IERAL, afirma que “la eliminación de las retenciones no ha generado un impacto significativo, ya que sólo eran de un 5%”.
Otra de las cuestiones del porqué la devaluación, por sí sola, no resulta suficiente viene por lado de los costos dolarizados de los insumos.
En otras palabras, si bien otra suba los pondría en una situación aun más favorable, cualquier incremento también impactará en los gastos, que es sobre lo que también se debe trabajar.
Mejoras para dejar la crisis atrás
Luego de tantos reclamos y tras un 2015 que ha dejado malos recuerdos -como el de miles de kilos de alimentos tirados al costado de las rutas- los argentinos ¿verán las mismas imágenes en 2016?
Por lo pronto, el fin del cepo y la eliminación de las retenciones deberían mostrar algún tipo de mejora en el sector, coinciden en señalar los analistas.
Con un dólar a $14, la competitividad de algunos productos (como por ejemplo peras y frutas) debería mejorar entre un 50% y un 60%, detalla un informe de Economía & Regiones.
Pero esta es “la foto”. La “película” muestra que las economías regionales han venido perdiendo en este terreno desde 2010.
En el caso de las peras –el fruto estrella de la Argentina en el mundo- su caída en términos de competitividad ha sido de un 30% y, en el caso de las manzanas, de la mitad de esta cifra.
Para la consultora, las medidas aplicadas por el Gobierno contribuyen a la llegada de un mayor flujo de dólares y ayudan a establecer las bases para atenuar el estancamiento económico en diversas actividades.
Precisamente, en aquellas cuya producción depende de insumos, bienes intermedios y bienes de capital importados.
En un país en el que se producen entre 1,6 millones y 1,8 millones de toneladas de manzanas y peras por año -en partes más o menos iguales- disponer de una moneda más competitiva es condición necesaria pero no suficiente para comenzar a transitar el camino de la recuperación.
Esto, en medio de un contexto externo muy cambiante.
“Más del 80% de las peras y manzanas que producen las organizaciones nucleadas en nuestra federación se destinan a la exportación. Brasil era nuestro principal mercado, pero desde hace un tiempo elevó las restricciones para el ingreso de frutas argentinas y ahora no podemos entrar”, agrega Mignani.
El país vecino expone como freno la aparición de carpocapsa (gusano de la manzana y la pera). Sin embargo, en el sector no creen que esa sea la causa.
Afirman que la excusa de la sanidad de la fruta responde a tensiones que se han ido generado principalmente en el último año, a partir de decisiones que se tomaron desde uno y otro lado vinculadas con la protección de determinados sectores.
Una situación similar se da con Rusia, otro de los principales destinos de exportación.
En ese país (que por cierto aplica aranceles muy altos a los envíos argentinos), el rublo se devaluó y dañó seriamente la competitividad albiceleste.
“Los mercados están cambiando. Antes el centro era Europa. Luego, pesaron cada vez más Brasil y Rusia. Pero la competencia ve el futuro en Asia y en los emergentes que, al mejorar sus ingresos, mejoran el acceso a los productos”, apunta el experto del IERAL Comahue.
“En este aspecto estamos por detrás. Para ingresar pagamos más aranceles que el resto. Penetrar en los nuevos mercados probablemente sea uno de los mayores escollos a enfrentar”, añade.
Según este analista, es esperable que “los acuerdos que se logren para la actividad dependan de la política comercial general que encare el Gobierno en general pero hoy no está clara la dirección que tomará”.
Salarios, variable clave
El sector también se ve impactado por la fuerte alza de costos laborales. De ahí, el reclamo por las exenciones patronales.
Saritzu, del IERAL, advierte que “las paritarias licuarán buena parte de la mejora cambiaria. El nivel de empleo directo es muy alto y supera el 50%, según los precios relativos de cada temporada”.
Según la información de fuentes gremiales, los trabajadores agrupados en la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estiba (Uatre) acordaron con el sector patronal un incremento de 28% a partir de enero.
Por lo pronto, la producción frutícola del Alto Valle constituye una de las principales economías regionales del país.
Entre Río Negro y Neuquén se concentran casi 55.000 hectáreas de producción de peras y manzanas, equivalentes al 85% de la producción total de la Argentina.
Otra de las razones por las que desde el sector también piden ayuda es porque la cosecha 2016 sufrirá una merma calculada, hasta ahora, de entre un 25% y un 30% respecto a la de 2015.
Desde el IERAL alertan que los competidores le han sacado mucha ventaja a la Argentina.
“Como en otros sectores de la economía, lo que se requiere es un enorme impulso a la inversión. Hay que acelerar fuertemente la incorporación de tecnología y realizar nuevas plantaciones que reúnan las condiciones para obtener la máxima eficiencia. No hay margen para seguir rezagándonos, el mundo avanza y nosotros no. Esto tiene un límite”, enfatiza Saritzu.
Por eso subraya la necesidad de generar un marco institucional estable, que dé certezas a futuro, rentabilidades en grados razonables y, lo más importante, sostenidas en el tiempo.