Ayer en la mañana el gobernador de la provincia de Salta asumió por segunda vez en el cargo y el acto inició a las 8 en la Legislatura salteña. Luego de jurar, recibió la banda celeste y blanca de la mano de sus hijos, al igual que el bastón de mando. La emoción se apoderó de Juan Manuel Urtubey y sus cuatro hijos reflejaron claramente el crecimiento de su persona como figura pública, y el paso del tiempo.
Cuando Urtubey asumió por primera vez, en 2007, la banda y el bastón se los entregó Juan Carlos Romero, quien dejaba la gobernación. En su primera reelección, ambos elementos fueron entregados por sus hijos, quienes eran aún pequeños y la imagen memorativa lo muestra.
Este año, más grandes, sus hijos fueron nuevamente los que le entregaron la banda de mando y el bastón, pero esta vez con una mirada diferente. Marcos, Lucas, Mateo y Juana, llamados como los autores de los cuatro libros del evangelio, vieron a su padre en un mismo lugar desde hace ocho años, pero avanzaron con él en su transformación y crecimiento.
Además de la entrega de los elementos de protocolo, un beso y un abrazo no faltó para él. El gobernador salteño también tuvo una re asunción poco estructurada, con más cantidad de elementos emotivos y que le añaden un grado mayor de responsabilidad como gobernante, y como padre.
Se advierte de las imágenes que los hijos del gobernador pasaron por un proceso evolutivo a la par de su padre, pues en 2011, por su corta edad, tres de ellos vestían de forma desestructurada y coloquial, mientras que ayer se los pudo ver con traje, algo que más allá del protocolo muestra un grado de responsabilidad solidaria que deben ejercer por su rol de hijos de una figura política tan importante a nivel provincial y nacional.
"Debemos, como personas de bien, colaborar con el nuevo gobierno argentino", dijo Juan Manuel Urtubey, y agregó que ayer "no es un día como cualquier otro, ni para los salteños ni para el resto del pueblo argentino", destacó el gobernador peronista que se diferenció del kirchnerismo, y remarcó que "en política no debería haber enemigos".