Se termina la “fiesta”. Al menos, esto es lo que piensan los empresarios del sector turístico, uno de los pocos que venía capeando el temporal y eludiendo todo tipo de restricciones pero que ahora pasó a ser una víctima más de la escasez de divisas.
Una escasez que no sólo aqueja a la administración kirchnerista, sino que compromete seriamente la futura política económica del candidato que sea elegido para suceder a Cristina.
Por lo pronto, en un escenario en el que las reservas entraron en fase crítica, el Gobierno decidió comenzar a aplicar "mano dura" frente a la demanda de dólares por parte de agencias y aerolíneas para el pago de servicios en el exterior.
Se trata de una decisión inédita dado que, hasta el momento, el sector turístico se había convertido en el único que no enfrentaba mayores restricciones a la hora de girar fondos.
Este "trato preferencial" lo ponía en una situación de privilegio frente a ramas de actividad como la automotriz o la electrónica, que desde hace más de un año deben lidiar con engorrosos sistema de cupos.
Fuentes de la Asociación de Viajes y Turismo (AAAVyT) reconocieron bajo estricto off the record que este beneficio no era más que una consecuencia de la necesidad del Gobierno de no llevar más ruido al mercado en un año electoral.
Sin embargo, la condición de las reservas ya resulta tan apremiante que la administración K no encontró otra alternativa que empezar a cortarle la canilla a las agencias y aerolíneas, aun cuando el oficialismo se juega la continuidad en el balotaje.
Para los empresarios de la AAAVyT se trata de un pésimo síntoma, dado que una medida restrictiva de alto impacto como la que se está implementando, a menos de un mes de las elecciones, es un indicador serio de que las arcas del BCRA no dan para más.
Según estimaciones de la Consultora Ledesma, las reservas netas -descontado el swap de monedas con China y los pasivos monetarios- "ya están por debajo de los u$s2.000 millones, es decir, que en realidad son menos del 10% de las brutas".
Se trata de un nivel crítico, dado que ni siquiera alcanzarían para "bancar" un mes y medio de ventas de "dólar ahorro" y de gastos turísticos de argentinos en el exterior.
Frente a esta sangría, Alejandro Vanoli lanzó un paquete de medidas (algunas no escritas) que incluyeron una fuerte suba de las tasas de interés -que tendrá impacto en el nivel de financiamiento- hasta un endurecimiento del "cerrojo" importador.
Además, el BCRA comunicó informalmente a las agencias de viajes que les bajaba a la mitad el límite a partir del cual deben tener que pedir una autorización especial para comprar y enviar dólares al exterior.
Según la AAAVyT, con el viejo tope, de u$s150.000 por operación, había unas 15 empresas alcanzadas. A partir de la modificación alertaron que "habrá muchas más".
¿Qué implica esto? Que las agencias comenzarán a acumular pesos en sus cuentas, que tendrán más dificultades para girar divisas y que muchas enfrentarán un potencial riesgo de impago por compromisos ya asumidos.
A rematar todo
Los empresarios son conscientes de que están a las puertas del que podría ser el último verano con los actuales niveles de ventas.
Las compañías de viajes se están apurando por rematar y vender todo lo que puedan, apelando a descuentos, promociones y a un festival de financiamiento que hoy permite acceder a viajes hasta en 24 cuotas sin interés.
"Las firmas del sector turístico se están apurando por cerrar la mayor cantidad posible de operaciones, ante el temor de que lleguen más medidas", confirmó Tomás Ryan, referente del sector turístico.
En tanto, desde la AAAVyT, advirtieron que la demanda también está pujando contrarreloj para concretar la compra de hoteles y pasajes a un dólar que los economistas consideran "subsidiado".
"Cuando se producen tantos ruidos en el mercado es un hecho que más gente se desespera por anticipar la contratación de servicios turísticos", afirmaron.
Los resultados están a la vista: las empresas están reconociendo una disparada de entre el 50% y el 60% en el nivel de ventas de pasajes y paquetes respecto a igual período del año pasado.
El tarjeteo también explotó en estas últimas semanas: el saldo por compras con plásticos en moneda extranjera ya perforó el techo de los u$s500 millones, ubicándose un 50% por encima de igual mes de 2014 e, incluso, ya superó el promedio de octubre de 2013, último año récord (ver cuadro).
Este auge en la demanda de pasajes y paquetes, por cierto, no sólo está explicado por el temor a nuevas restricciones oficiales, sino que también está apoyado en la recuperación del salario en términos de dólar y en la debilidad de monedas de países clave en materia turística, como el real brasileño, el peso chileno, frente a la divisa estadounidense.